sábado, 25 de diciembre de 2010

Facho emergency- The Clinic- 23.12.10


La Directora de Sernatur debe hacer respingado la nariz cuando visito por primera vez esa repartición pública: tanto poca gente como uno debe haber pensado para sus adentros. Donde me vino a poner Sebastian.

Tanto morenito. Y tan mal vestidos. Con aros y piercing y el pelo largo. Eso esta bien para los hijos de mis amigas – las gallas del Colegio - que estudian arte conceptual –tan locos ellos-.

Pero, esta muy mal para funcionarios grado 15.

De seguro, debe haber recordado a su Tata cuando –en esos días en que las copas de más en el Club La Unión lo hacían hablar sin tapujos- trato a los nuevos militares alemanes –los de la democracia, no los de Tercer Reich- de homosexuales, marihuaneros y sindicalistas. Es que ya no usaban el pelo corto y el uniforme como los de antes, en los tiempos de Goebbles.

Es que existe una delgada pero profunda línea entre el fascismo estético de ayer y el de hoy: nada de rarezas que reflejen pluralismo y democracia, sólo un estándar –el de ellos por supuesto-. Que se refleje en la ropa el orden que tanto nos ha costado construir, el ideal portaliano que tanto gusta a nuestra elite conservadora: unos pocos –como ellos- mandan, el resto, sólo obedece. Calladitos y ordenados. Como en el Ejército. O como en el SERNATUR.

Es que nuestros homus de derecha es así: tuvo la desgracia de país lleno de mestizos, mal educados y hasta hace poco mal alimentados. La raza es la mala suelen decir, añorando otros tiempos, donde las cosas estaban en su lugar.

Pero ya que no tiene otro destino que vivir entre nosotros ha decidido que, al menos, nos vistamos como a ellos les gusta. Y el estilo es el militar: pelo corto, sin barba, sin estridencias. Y por nada del mundo rarezas tales como piercing y tatuajes.

Lo peor, en todo caso, es la justificación del facho emergency: es que el Sernatur atiende turistas y debemos dar nuestra mejor cara al mundo.

Pensándolo bien, quizás tienen razón. En una de esas -que horror - los extranjeros descubren que no somos europeos. Que nos llamamos González y Tapia, que no somos regios, y que además, de bajitos, nos ha dado ahora por usar el pelo largo, aros y otras inmoralidades del siglo XXI.

Todo una rotería.

viernes, 17 de diciembre de 2010

Hable no más señor Vidal. Cambio 21. 17.12.2010


La elite concertacionista esta enojada. Confundida, respira por la herida. La herida de veinte años de Gobierno para que Chile quedará - en lo que importa- prácticamente igual: como una de las sociedades más injustas y desiguales del mundo

Columna:
http://www.cambio21.cl/cambio21/site/artic/20101217/pags/20101217131133.html

martes, 7 de diciembre de 2010

martes, 30 de noviembre de 2010

Informe UDP Derechos Humanos 2010- "El modelo de trabajo en Chile y los derechos de los trabajadores"


En Chile, el modelo normativo que rige las relaciones entre trabajadoresy empleadores es complejo, por cuanto se basa en el Plan Laboralimplementado durante el régimen militar, que impone una serie de restriccionesa los derechos laborales de los trabajadores, en especial los deíndole colectiva.En este capítulo se analizan las principales debilidades del modelonormativo laboral chileno y de qué modo vulnera los derechos fundamentalesde los trabajadores.

Descargar de:


lunes, 22 de noviembre de 2010

El nuevo "tratito" laboral. Columna Cambio21.


En una de esas Luis Urzua -el jefe de turno de los mineros- hasta se la creyó. Digo que, quizás pensó, en medio de las emociones del momento, y escuchando de frente a Piñera, que la promesa sería cierta: habrá un nuevo trato laboral.

Pero la esperanza de Urzua y a través suyos de muchos trabajadores, ha durado muy poco. Ya se conocen las principales medidas propuestas por la Comisión del Gobierno y en ella no hay nada que pueda ser considerado, ni en el sentido más generoso de las palabras, un nuevo trato laboral.
Ver columna en:
http://www.cambio21.cl/cambio21/site/artic/20101122/pags/20101122161452.html

lunes, 8 de noviembre de 2010

¿Deben existir recursos ante la Corte Suprema en materia laboral?


No. Ninguno. Ni siquiera, en rigor, debería existir el de unificacion de jurisprudencia.

La razones de esa postura las explica -mejor de lo que puedo hacerlo yo- Novoa Monreal en Justicia de Clase (1970):

"Quiso el legislador que la aplicación de las leyes del trabajo quedara sustraída a los tribunales ordinarios de justicia, impreg­nados en el espíritu de la justicia conmutativa que establece la legislación civil que habitualmente aplican, y fuera entregada a tribunales especiales, formados en los principios de la justicia social y más aptos para comprender que la equidad exige una actitud protectora hacia el asalariado, como medio de compensar su debilidad frente al poder empresarial.

Se crearon por ello los Tribunales del Trabajo, con una organización y constitución diver­sas de las que rigen para la justicia ordinaria.Para asegurar este ámbito independiente de actuación para estos tribunales especializados, se dispuso expresamente que "contra las sentencias de las Cortes del Trabajo no procederá recurso alguno" (artículo 573 del Código del Trabajo).Posteriormente, la ley 5.158, de 1933, ordenó hacer extensiva a los Tribunales del Trabajo la jurisdicción directiva, correccional y económica que la Constitución asigna a la Corte Suprema sobre todos los tribunales. Nótese que la facultad conferida a la Corte Suprema quedó limitada a los aspectos señalados y no destruye en forma alguna la voluntad del legislador de que ella no deje' de revisar las decisiones adoptadas por la justicia del trabajo; sola­mente está facultada para impartir normas sobre funciona­miento, régimen interno, distribución de tiempo, forma de asis­tencia y control (facultades directiva y económica) e imponer sanciones disciplinarias, censurando o sancionando a los funcio­narios que faltan a sus deberes o incurren en abusos funcionarios (facultad correccional). Sin embargo, extralimitando sus facultades, la Corte Suprema revisa cada año centenares de sentencias de los Tribunales del Trabajo y las modifica o revoca a voluntad, olvi­dando que la ley quiso sustraerle esa clase de materias.

El hecho es tanto más grave cuanto que estas modificaciones o revoca­ciones las realiza tan sólo reformando las sentencias y sin aplicar medidas disciplinarias a los magistrados que habían resuelto con otro criterio (lo que por sí solo demuestra que éstos no incurrie­ron en real falta o abuso funcionarios) y, además, sin que en la Corte Suprema haya ni un solo especialista en legislación labo­ral."
Para asegurar este ámbito independiente de actuación para estos tribunales especializados, se dispuso expresamente que "contra las sentencias de las Cortes del Trabajo no procederá recurso alguno" (artículo 573 del Código del Trabajo).

viernes, 29 de octubre de 2010

miércoles, 27 de octubre de 2010

II Jornadas Chileno-Uruguayas de Derecho del Trabajo- 3 y 4 de Noviembre

El próximo 3 y 4 de noviembre se realizará el II Encuentro Chileno-Uruguayo de Derecho del Trabajo y Seguridad Social, en Santiago de Chile.
Universidad Nacional Andrés Bello, Facultad de Derecho, Campus Bellavista Avda. Bellavista 0121, Providencia, Santiago. Tema I: “Mecanismos de determinación del salario”
Tema II: “El derecho de huelga”

En Sicología de la UDP Seminario: Trabajo, Subjetividad e Identidades.


El Programa de Estudios Psicosociales del Trabajo anuncia la realización del III Seminario Implicancias Psicosociales de las Transformaciones del Trabajo: Trabajo, Subjetividad e Identidades, que se realizará el jueves 04 de noviembre de 2010 en la Facultad de Psicología de la Universidad Diego Portales.

Informacion en:
http://www.boletinpsico.udp.cl/invitaciones/2010/septiembre/Seminario_Pepet.html

domingo, 24 de octubre de 2010

Los mineritos olvidados de Bolivia- ABC- 24.10

Abigaíl Canaviri, de 14 años, entra todas las noches en las galerías del Cerro Rico de Potosí, una de las minas más deterioradas y peligrosas del mundo. Allí empuja vagonetas cargadas de rocas durante doce horas, a cambio de dos euros. Como ella, unos 13.000 niños bolivianos arrancan rocas, muelen el mineral, lo tratan con ácidos y lo acarrean sobre sus hombros.

martes, 19 de octubre de 2010

La ampliación de la huelga - Accidente de San Jose

Mi propuesta para estos casos es la ampliación del derecho a huelga.
La cuestión sería algo así como : en casos de infracciones constadas a las normas de higiene y seguridad en el trabajo, los trabajadores podran declarar la huelga hasta la correción de las mismas.
No entiendo porque algunos hablan -incluyo a la CUT- de "paro" y no de huelga como corresponde.

domingo, 17 de octubre de 2010

"San José y el ocaso de un modelo" - Cambio21- 16.10.2010


El accidente de la Mina San Jose deja varias lecciones. El problema es que su lectura no es tan obvia. De hecho, lo más fácil es creer que se trata de un caso aislado y grave de accidente del trabajo.

Un caso donde todo se confabulo para la desgracia: confluyeron al mismo tiempo y en el mismo lugar la mala suerte y un mal empleador.

Pero eso es muy obvio y podría terminar engañándonos. No se trata con mucho de un caso aislado y de hecho refuerza la impresión bastante extendida de que en Chile ni la legislación laboral ni los órganos de fiscalización dan la talla para cumplir con crear ambientes seguros e higiénicos de trabajo.

Este caso, en rigor, exhibe de golpe un asunto mucho más profundo sobre el modo en que hemos decidido que se entiendan nuestros trabajadores y empleadores. Refleja con letras grandes y con total crudeza el agotamiento de un modelo de relaciones laborales que diseñado a fines de los setenta, no ha soportado el paso del tiempo y lo que es peor, la llegada de nuevas y complejas realidades productivas.

Nuestro modelo de relaciones laborales -que tengo la impresión ha comenzado a vivir su ocaso con el accidente de San Jose- se caracteriza por confiar que el Estado y sus órganos de fiscalización harán cumplir las normas que otorgan derechos a los trabajadores. Pero también, por una atávica desconfianza en los propios trabajadores y su capacidad para autotutelar sus derechos mediante la acción colectiva, la organización sindical y la huelga.

Ambos son malas ideas. La confianza en la capacidad de fiscalización laboral estatal -visto los hechos- ya no resiste análisis. Sus multas son bajas, su aplicación es esporádica, y según se ha sabido queda sujeta a todo tipo de presiones políticas.

Y desconfiar de los trabajadores y sus organizaciones colectivas, sólo se explica por un reflejo ideológico anclado en reglas legales redactadas en tiempo de la televisión en blanco y negro, que se ha transformado en uno de nuestros más serios lastres para un acariciado sueño: ser un país desarrollado en el mejor sentido de esa idea.


Es que un país donde sólo el 11 por ciento de los trabajadores tiene un sindicato que lo represente y donde negocia colectivamente el 5,4 por ciento de los trabajadores -en contraste con 60 por ciento promedio en el club de la OCDE- difícilmente puede ser desarrollado. Si es que por desarrollo, por supuesto, entendemos algo más un determinado numero del PIB per capita.

Tampoco puede ser desarrollado un país que según las reglas de su modelo califica cualquier intento de los trabajadores por protegerse a si mismos como ilegal. Así, a pesar de lo absurdo que suene, si los trabajadores de la Mina San José hubieran intentado hacer ver las precarias y peligrosas condiciones en que trabajaban ejerciendo su derecho a huelga, en vez de recurrir a la ineficaz acción fiscalizadora del Estado, dicha huelga habría sido ilegal. Y si otros trabajadores de otros yacimientos mineros en igual situación de peligrosidad intentarán hacer respetar las normas sobre higiene y seguridad mediante el ejercicio del derecho de huelga, dichas huelgas serían también ilegales.

Como se ve, un escenario que bordea el sinsentido. El mismo escenario, que a todo esto, nos enrostraban elegantemente nuestros nuevos socios de la OCDE -ellos si desarrollados- cuando diagnosticaban que: "las relaciones laborales en Chile son generalmente confrontacionales y marcadas por la falta de confianza".

Y que esto, según la misma OCDE, "se debe en parte a la limitada cobertura de los sindicatos y asociaciones empresariales. Por ejemplo, sólo el 11% de la fuerza laboral está sindicalizada y se concentra en determinados sectores, en particular en la minería (donde un 42% de los empleados está sindicalizado)".

No lo dice así la OCDE -cosas de la diplomacia-, pero sus palabras tienen el inconfundible aroma del fracaso.


Fracaso de un modelo de relaciones laborales que junto con las piedras que caían en la mina, se desnudada para mostrar su peor cara: ni el Estado pudo evitarlo, ni se dejaba a los trabajadores intentarlo.

viernes, 15 de octubre de 2010

El trabajador en su soledad- fragmento

En el primer programa de gobierno de la Concertación –el de Aylwin de 1989- se leía –en su página 32- lo siguiente:

“Las relaciones laborales son parte fundamental de la democracia. En la medida que ellas sean justas y equilibradas y posibiliten la participación el sistema democrático tendrá estabilidad, será posible encontrar soluciones consensuales para un desarrollo económico social sostenido.

Actualmente la institucionalidad laboral vigente no satisface estos requisitos de justicia, equidad y participación. Dicha institucionalidad ha puesto a los trabajadores en una situación de grave desprotección. Ha impedido la constitución de un sindicalismo fuerte y representativo, así como el desarrollo de una negociación colectiva equitativa para los actores laborales. Por lo tanto, no puede esperarse de ella la legitimidad social que es necesaria para regular de manera armónica las relaciones entre trabajadores y empresarios en un futuro régimen democrático”.


Veinte años después la cuestión sigue sorprendentemente igual y en algún sentido peor: hoy en Chile –al final de los gobiernos concertacionistas- hay menos trabajadores organizados sindicalmente que al termino de la dictadura (1990: 13,4 %/ 2009: 12,5%), hay menos trabajadores con cobertura de negociación colectiva (1990: 7,6%/ 2009: 5,9%) y hay menos trabajadores ejerciendo su derecho a huelga (1990: 25.010/2009: 21.915).

Dicho en otras palabras -las propias del programa de Aylwin- nuestros trabajadores tienen menos equidad, menos justicia y menos participación hoy que hace 20 años.

Que duda cabe que –salvo periodos electorales- el modelo laboral fue el gran olvidado de los gobiernos de la Concertación. Tal como detallaremos más adelante, se trata del mismo modelo que fuera implementado por la dictadura militar en un contexto de fuertes restricciones al debate democrático –y por ende, sin participación de los trabajadores en su diseño– y que está referido a una realidad productiva y laboral que ya no existe, de 40 años atrás.

lunes, 11 de octubre de 2010

viernes, 8 de octubre de 2010

El trabajador en su soledad -el modelo de relaciones laborales chileno y la promesa no cumplida-

Acaba de ver la luz mi último trabajo sobre el modelo de relaciones laborales en Chile: "El trabajador en su soledad".
A los que le interese escribanme a jose.ugartearrobaudp.cl y se los envio por correo.

miércoles, 6 de octubre de 2010

LA SONRISA DEL PAPA NOS PREOCUPA- Nicanor Parra -1998

nadie tiene derecho a sonreír
en un mundo podrido como éste
salvo que tenga pacto con el Diablo
S.S. debiera llorar a mares
y mesarse los pelos que le quedan ante las cámaras de televisión
en vez de sonreír a diestra y siniestra
como si en Chile no ocurriera nada¡
Sospechoso señoras y señores!
S.S. debiera condenaral Dictador en vez de hacer la vista gorda
S.S. debiera preguntarx sus ovejas desaparecidas
S.S. debiera pensar un poquito
fue para eso que los Cardenales
lo coronaron Rey de los Judíos
no para andar de farra con el lobo
que se ría de la Santa Madre
si le parece pero que no se burle de nosotros

viernes, 1 de octubre de 2010

La huelga y el modelo de relaciones laborales- Entrevista Fundacion Sol


Aquí volvemos a lo que estabas diciendo antes: el derecho del trabajo no tiene nada que ver con el empleo…
-Claro, es la tesis del derecho y la economía. El derecho termina siendo bastante menos relevante de lo que se suele creer en términos de generación de riqueza. Pero sí es muy importante en la distribución de ésta. Al momento de generar el PIB de un país, el derecho laboral es sustancialmente irrelevante. Al momento de decidir cuál va a ser el nivel de igualdad de la sociedad, el dato del derecho laboral es clave. Aquí la experiencia española nos vuelve a servir: en la década de los ’80, el gobierno de Felipe Gonzalez creó los contratos precarios, o contratos “basura”, porque se suponía que con esto se iban a crear muchos empleos e iba a disminuir la temporalidad. Bueno, no tuvo ningún efecto. En el caso chileno, también se ha comprado esa idea y se han incorporado normas sobre jornada parcial, sobre teletrabajo, etc. Eso no tiene ninguna importancia en la creación de empleo. Ahora, si tu tocas las reglas de negociación colectiva y huelga ahí sí que tiene relevancia, pero no para crear empleo o riqueza, sino para distribuirla… Este es el gran pecado del derecho del trabajo en nuestra sociedad, en el fondo.


martes, 7 de septiembre de 2010

Gabriel Salazar- Que Pasa - 03.09.2010

-¿Y usted coincide con esa mirada?
-En general sí. Es evidente que el PS actual y la DC actual olvidaron los fundamentos sobre los cuales se constituyeron como partidos. El PS con toda la trayectoria del Frente de Trabajadores, la revolución latinoamericana distinta de la moscovita... Y la DC, que surge también con esto de la opción preferencial por los pobres, Jacques Maritain, Juan XXIII, Pacem in Terris, todo un pensamiento humanista cristiano en pro de la justicia social. Todo ese discurso, que caracterizó al primer gobierno de la DC, hoy nadie lo menciona. Ninguno de esos discursos se menciona... hoy son todos neoliberales.
-¿Los socialistas se olvidaron de los trabajadores y los democratacristianos se olvidaron de los pobres?
-Claro, todos administraron el modelo neoliberal de Pinochet, y en su misma lógica. Y eso explica el descontento de las bases, porque son partidos de cúpulas.
Bonita manera de llegar a celebrar el Bicentenario…
-O bien celebramos un cumpleaños o bien hacemos un balance de vida. Son dos cosas distintas. Podemos celebrar el cumpleaños 200 de la Independencia, que es probablemente lo que predominará. Pero otra cosa es un balance de lo que hemos hecho o dejado de hacer y que nos tiene con este malestar interior. Esa evaluación no se está haciendo.

jueves, 26 de agosto de 2010

domingo, 22 de agosto de 2010

Mina San Jose y tutela laboral - 22.08.2010

Existen -brevemente- varias cosas en este aspecto para decir:
1.- La Inspección del Trabajo y cualquier organización sindical minera tienen interés legitimo para demandar una accion de tutela laboral por "derecho a la vida e integridad física y síquica" de los trabajadores.
2- El objeto principal de esta acción debería ser una indemnización por daño moral a cada uno de los trabajadores atrapados en la mina, consecuencia expresamente prevista por las normas de tutela laboral. Y asimismo la modificación total del sistema de trabajo de esa y otras minas de la misma empresa en términos de higiene y seguridad. Todo esto es posible dentro de la acción de tutela laboral.
Sin perjuicio, obviamente, de la acción penal que ya esta en curso por el delito de lesiones culposas, a la que sinceramente no le tengo ninguna fe. El Derecho Penal chileno no esta en condiciones de responder ante el desafio de los accidentes del trabajo.

viernes, 20 de agosto de 2010

martes, 10 de agosto de 2010

Otros tiempos no fueron distintos- "Justicia de Clase" de Novoa Monreal- 1970

La principal (causa) la hemos explicado ya en otra oportunidad…el pluralismo ideológico imperante no rige para el Poder Judicial, mantenido enteramente al margen de la renovación de las aspiraciones nacionales en lo social. Ese Poder, particularmente la Corte Suprema, es un incondicional defensor del status social, económico y político vigente y reprueba a quienes luchan por cambios sociales. Para pertenecer a él se exige adhesión a posiciones tradicionalistas y de conformismo social.
Los miembros de la Corte Suprema tiene vínculos y relaciones con los sectores más conservadores de la sociedad chilena y, generalmente, proceden de ellos.Lo expresado lo podemos corroborar con lo que han manifestado oficialmente los propios Ministros de la Corte Suprema. Según su criterio, la lucha de clases es un mito que debe ser desenmascarado; no existe separación tajante entre la clase trabajadora, por una parte, y los empresarios, los terratenientes, los monopolios y el gran capital nacional y extranjero, por la otra; los poseedores de la riqueza reparten cada vez más sus utilidades entre los que concurren con ellos a la producción de bienes; hablar de la lucha de las masas para arrancar nuevas conquistas de los sectores privilegiados, es despertar rencores censurables y emplear palabras que no reflejan la verdad; las diferencias sociales han desaparecido y en Chile hombres de modesto origen económico pueden alcanzar las más encumbradas posiciones políticas y sociales (Conceptos extraídos de la respuesta de la Corte Suprema a la acusación constitucional que en contra de sus miembros entablaron diez parlamentarios socialistas y comunistas a fines de 1967).Son palabras que…repetidas hoy, marcan una concepción ideológica de quienes las emiten, no compartida por todos los chilenos, ni siquiera por la mayoría.
Es preciso agregar que casi todos los magistrados que así fallan y así opinan, están ciertos de desempeñar sus funciones en la forma más acertada. Es tal el peso de su extracción, de su formación, del medio en el que se desenvuelven y de los estímulos psicológicos que reciben normalmente en su desempeño, que difícilmente llegarán siquiera a interrogarse si no habría una manera diferente de administrar justicia.En sus labores son acompañados por Abogados Integrantes escogidos dentro de cuadros de profesionales animados de su mismo espíritu y que son, algunas veces, asesores jurídicos de las más poderosas empresas nacionales o extranjeras (…).

lunes, 12 de julio de 2010

El debate de los ociosos- El Mostrador 11.07.2010

Alguien decía por ahí que “la mitad de los problemas humanos surgen del exceso de ocio”. Y de verdad, a veces, parece cierto. Es que es difícil explicarse de otro modo el absurdo y provinciano debate acerca de la falta de entusiasmo del saludo de Bielsa a Piñera.
Lo que en un país en serio no habría pasado de ser una nota de chimento social –casi de farándula donde la voz cantante la habrían llevado la hija de Piñera o su tío Miguel- se transformó en el primer tema de la tabla de los asuntos públicos. Y qué decir que eso ocurre, en una país lleno de problemas de verdad, cuyo modelo de desarrollo hace agua –no hay salud de calidad, no hay educación de calidad y una larga lista de etcéteras, para la mayoría de los chilenos-.
Es el debate de los ociosos y sus protagonistas.
Están los patriotas de siempre. Como Sabat. Esos estaban gravemente ofendidos por la falta de ganas de Bielsa al saludar a Piñera. Casi fue, según dijo un conocido sociólogo –en una columna para esas noches de insomnio- una ofensa a la nación. Sí tal como lo leyó.
Lo de ellos no tiene arreglo: se ofenden por cualquier cosa menos por lo importante. No los ofende ni ellos ni a su idea de patria, en cambio, la vergonzosa desigualdad de nuestra sociedad, la pobreza, la falta de oportunidades de tantos de sus compatriotas, etc. Pero vaya a uno ocurrírsele ofender a sus símbolos.
Para ellos, efectivamente, la patria no es un grupo de ideas valiosas que nos dan un sentido de pertenencia común –como la libertad, la igualdad o la democracia-, sino que un puñado de símbolos -la bandera, el himno y ahora nos damos cuenta también darle la mano con entusiasmo al Presidente- que se justifican en sí mismos.
Pero no son lo peores. Porque hay otros que se toman este asunto en serio. Son los cientistas sociales y/o analistas políticos. Esos le dan ribetes seudo sociológicos hasta al más ridículo de los asuntos. Como este, precisamente.
La pregunta, eso sí, la hacen siempre en tono de solemnidad academicista: “¿Qué representa políticamente hablando el gesto de Bielsa en el nuevo Chile?
Entonces, la catarata de lugares comunes que se viene es difícil de soportar: Bachelet representa lo femenino y por ende la simpatía de esas que requieren los pueblos en los nuevos tiempos. Piñera, en cambio, es hombre y por tanto su estilo es duro y calculador, lo que le hace difícil conectar emocionalmente con la gente, ni siquiera en los momentos de júbilo.
Bielsa captaría de todo esto – nos cuenta el analista ocioso- y por eso decide hacer un gesto político de tremenda significación. Y así una larga lista de ramplonería y seudo-academicismo. Reflexiones a las que ya nos tiene acostumbrados, ideas sencillitas de digerir del estilo de “el nuevo Chile es el de la ciudadana empoderada”; “Lagos fue un padre castigador” o “Bachelet era madre acogedora”, etc.
Sólo escribir todo esto me deja al borde del abismo del sentido común.
De datos científicos y duros que acrediten esas frases, ni hablar. Es que las páginas políticas de la Revista Caras o Cosas no soportan pesadeces.
¿Y si lo de Bielsa fuera simplemente desgano o falta de química con Piñera y punto? De ahí quizás que él mismo pidió “no interpretar” su conducta. Pero eso es tan poco sexy y no da para inventarse una teoría ingeniosa.
Mientras tanto, qué diablos, Chile sigue teniendo problemas de verdad. Dan vuelta como fantasmas temas que quedan absolutamente opacados en este festín de los ociosos.
Como Curepto. No hay, así, ni una sola línea para Curepto. Un pueblo en la séptima región de quince mil habitantes donde el 90 por ciento de sus habitantes vive en mediaguas y que a cuatro meses del terremoto no tienen ni la más remota idea de cómo seguirán viviendo porque el Gobierno no tiene aun un plan serio para ellos.
Y cientos de ciudades y pueblos del sur de Chile que todavía no saben nada de nada acerca de su futuro. No hay tinta para la crítica política o social por el abandono del Estado a muchos compatriotas en este caso, sólo – y si es que- para el reportaje emocional de tarde en tarde.
O el royalty minero. Esto es, la brutal restricción a la democracia y la soberanía que el Gobierno y las mineras pretenden conseguir a cambio de un puñado de dólares (600 millones de dólares a cambio de inmunidad tributaria hasta el 2025). Un negocio que inventó en su oportunidad Ricardo Lagos.
Ahí no hay patriotas ofendidos y furiosos. Ni expertos políticos ni sociales que nos expliquen con sesudos análisis cómo es que nuestra soberanía política –para decidir por ejemplo cuánto impuestos queremos cobrar- está a punto de irse a las pailas.
En fin, quizás no hay tiempo para cosas menores.

martes, 29 de junio de 2010

Un diputado obrero en la Asamblea Constitucional Mexicana de 1917- Roberto Gargarella


La revolución mexicana había estallado ya hace varios años –en 1910-, los ánimos estaban algo más tranquilos, cuando Venustiano Carranza convocó a una Asamblea Constituyente, que habría de terminar con la sanción de la llamativa Constitución de 1917, pionera universal en materia de derechos sociales.

Las razones que explican el notable, sorprendente, adelantado carácter social de esta Constitución son muchas, pero aquí quisiera mencionar sólo una de ellas: la presencia de algunos “diputados obreros” en el seno de la Constituyente. El punto me parece importante porque solemos olvidar la determinante influencia de quienes escriben un texto, en el contenido final de ese texto. Actuamos como si una decisión judicial, por caso, estuviera fundamentalmente determinada por el derecho escrito, y no tanto (y a veces, ni siquiera un poco) por la personalidad del juez que la escribe. Llegamos a creer que una buena Constitución necesita más de expertos juristas -entre quienes la escriben- que de puntos de vista diferentes (y sobre todo, de lo que Rawls llamaría “el punto de vista de los más desfavorecidos”).

La realidad suele ser muy distinta de lo que en primera instancia pensamos: la ausencia de las voces y reclamos de los marginados, de los obreros, de los desocupados, de los que están peor, tiene enorme poder explicativo (y predictivo), y nos ayuda a entender los sesgos anti-populares de muchas decisiones judiciales; el conservadurismo, verticalismo y quietismo de muchas nuevas Constituciones; o la sistemática falta de atención efectiva hacia los intereses de los grupos más desaventajados de la sociedad, por parte de quienes deciden las políticas públicas.En homenaje a las voces que no se escuchan, aquí va una parte de la decisiva intervención del diputado obrero Héctor Victoria, en la Convención mexicana. Su palabra sería crucial para cambiar el curso de un proyecto constitucional inicial –el del Presidente Carranza- que apenas si incorporaba una preocupación por los intereses de los obreros, y daba sólo tenue impulso a la imprescindible reforma agraria.

Decía HV:“Un representante obrero del estado de Yucatán viene a pedir aquí se le legisle radicalmente en materia de trabajo. Por consiguiente, el artículo..a discusión, en mi concepto, debe trazar las bases fundamentales sobre las que ha de legislarse en esa materia, entre otras las siguientes: jornada máxima, salario mínimo, descanso secundario, higienización de talleres, fábricas y minas, convenios industriales, creación de tribunales de conciliación, de arbitraje, prohibición del trabajo nocturno a las mujeres y a los niños, accidentes, seguros e indemnizaciones…Los que estamos en continuo roce con los trabajadores sabemos perfectamente que por efecto de la educación que han recibido, no son previsores; por consiguiente, tienen que sujetarse, en la mayoría de los casos, a la buena o mala fe de los patrones. [Pero ocurre que] en ninguno de los dos dictámenes se trata del problema obrero con el respeto y atención que merece. Digo esto, señores, porque lo creo así, repito que soy obrero, que he crecido en los talleres y que he tenido a mucha honra venir a hablar a esta tribuna por los fueros de mi clase…no creo que la comisión deba limitarse, por lo tanto, a decirnos que el convenio de trabajo ha de durar un año, cuando pasa por alto cuestiones tan capitales, como las de higiene de minas, fábricas y talleres”

El discurso de HV sorprendió a muchos, pero desde allí, la Convención tomó otro curso, y la discusión cobró finalmente sentido.

lunes, 21 de junio de 2010

Pinochetismo, ese placer culpable. El Mostrador 17.06.2010

En un frío invierno inglés a fines de los noventa, Tony Blair decidió calentar la temperatura del debate político fustigando a los conservadores. Los trató de pertenecer al partido de lo intragable, lo indefendible y lo innombrable.
Eso, por defender al mismo tiempo la caza de zorros –lo intragable-, los privilegios de la nobleza –lo indefendible- y a Pinochet –el innombrable-. El escándalo lo provocó su ataque a los cazadores de zorros y a los nobles.
Es que por en el innombrable –como lo llamó Blair- nadie gastaba una vela, no obstante que entre los conservadores ingleses contaba con más de algún nostálgico partidario -de esos que admiran a dictadores tercermundistas de lejos-. Pero mejor era guardar silencio.
Es que ser pinochetista no es fácil. Menos iniciado el siglo veintiuno. Época de democracia, globalización y tolerancia. No debe ser fácil, entonces, morderse la lengua ante tanto olvido. Ante tanto desprecio y desconsideración.
Debe ser difícil viajar por el mundo, especialmente a esos países desarrollados que el chileno medio suele admirar –USA o Europa- y darse cuenta que lo íntimamente admirado provoca tanta repulsión y rechazo. No es exagerado decir, que para esas sociedades, Pinochet representa -con esa foto con anteojos oscuros de fondo- lo más parecido al mal.
Pero mientras algunos –la mayoría- aprieta los dientes y resiste, llevando su pinochetismo como esos placeres que en público nos dan vergüenza, otros –los menos- se desatan. Como Otero y Piñera, José.
Por eso –unos pocos pinochetistas furiosos y desatados cual señora de la Fundación Pinochet- no deberían preocuparnos mayormente.
Nadie espera que personas que participaron y que gozaron de un poder que jamás habrían dispuesto en una democracia en forma, como José Piñera, tengan el más mínimo atisbo de reflexión y autocrítica. En ellos siempre estará el alarido del fanático, o lo que es peor, del agradecido.
Es obvio que como sociedad habría sido mucho mejor que buena parte de nuestra derecha política hubiera reflexionado y volviendo sobre sus pasos, hubiese reconocido el error histórico de apoyar hasta el último de sus días una dictadura que despreció con tanta furia la vida y la dignidad de nuestros compatriotas.
Pero qué va. Para personas como José Piñera, que ubican la propiedad individual y su defensa como un valor infinitamente superior a la vida o a la libertad personal –de ahí su disparatada comparación entre Hitler y Allende- eso es un lenguaje simplemente ininteligible.
Honestamente, no estamos para esperar tanta virtud y lo que es más importante, ni siquiera lo requerimos.
En efecto, nuestros pinochetistas no tienen ni por asomo esa sensibilidad moral que requiere el arrepentimiento. Esa delicada pero potente disposición que llevo a Günther Grass –sin mayor necesidad que la urgencia que produce hacer justicia con la propia historia y la de los demás- a reconocer con vergüenza, 60 años después, que participó brevemente en las S.S. del régimen nazi.
Ante la calidad moral de nuestros pinochetistas, en cambio, no tiene mucho sentido esperar vergüenza genuina, esa que deriva del arrepentimiento. Nos debe bastar –y sinceramente creo que basta- la vergüenza pública.
Por ello el abierto rechazo al neo-pinochetismo, ya sea por las propias instituciones -como en el caso Otero- o por los propios políticos –como en el caso Piñera- es una buena noticia en esa dirección.
En el resto de los casos, nos debe bastar con que la mayoría de ese pinochetismo siga siendo un gusto puertas adentro. Extraño e inconfesable –qué duda cabe- para el resto de los mortales que solemos valorar la vida, la democracia y los derechos humanos.
Un placer culpable creo que se llama.

lunes, 31 de mayo de 2010

Perra musulmana - El mostrador 13.05.2010

Nora Melo tuvo un par de malas ideas: primero decidió cambiar de religión. Segundo, se cambió a una religión minoritaria en Chile. Y tercero, intento ser coherente con su nuevo ideario y vivir acorde a su nueva fe. El resto es pura mala suerte: trabajaba en un call center.
De ahí en adelante, se convirtió en la “perra musulmana” para sus jefes. Ese insulto no era, en todo caso, lo único. Junto a él venía lo que se llamaría un acoso u hostigamiento en forma, de esos que describen los manuales de sicología: le otorgaban sus descansos en un horario distinto al del resto de sus compañeros, era aislada en un puesto de trabajo alejado de los demás, se le prohibía hablar árabe y se le conminaba frente a todos a irse a los países de su religión.
Todo, dicho y hecho por trabajadores como ella. Personas cuya superioridad venía dada por ganar cien mil pesos más, tener un puesto de trabajo con un separador de ambiente y un cargo con un título de ficción (“project manager” como en este caso). Algo así como los neonazis chilenos morenitos y con cara de plaza de pueblo, como diría Parra.
Es primera vez en Chile que un trabajador recibe una tutela de tal calado ante el hostigamiento y la discriminación por razones de religión, marcando una pauta de no retorno en la protección de los trabajadores.
Cuando la empresa tomó conocimiento de la conducta de sus jefes, ocurrió lo que también señalan los manuales: nada.
Todo esto quedó debidamente acreditado en el juicio que enfrentó a la Sra. Melo con su empresa -recientemente concluido- , el cual la trabajadora musulmana ganó estrepitosamente.
El razonamiento de la justicia ha sido impecable: La trabajadora Nora Melo Iribarren, se vio afectada por los insultos y discriminación ejercida en su contra, traduciéndose aquello un padecimiento que alteró su salud psíquica y le produjo sufrimiento, aflicción e impotencia de verse expuesta a tales acciones” y que, por tanto, corresponde el pago de una indemnización por daño moral, de cinco millones de pesos, y el cese inmediato del hostigamiento en su contra. Además, cambiar de lugar físico a los jefes maltratadores respecto de la trabajadora y hacer un seminario de capacitación a todos los trabajadores de la empresa para mejorar el respeto de los derechos fundamentales. Y por si fuera poco, la empresa debe publicar en el diario mural una carta de disculpa con la Sra. Melo.
Por lo recién dicho, este fallo no es uno más. Todo lo contrario: es primera vez en Chile que un trabajador recibe una tutela de tal calado ante el hostigamiento y la discriminación por razones de religión, marcando una pauta de no retorno en la protección de los trabajadores en nuestro país.
Ello es muy importante en un país con ambientes laborales fuertemente autoritarios ejercidos, en muchas ocasiones, ya no solo de parte de los dueños, sino de jefes menores y a veces de los propios compañeros de trabajo.
Autoritarismo reforzado por el marco de una sociedad que siendo altamente homogénea en términos étnicos, culturales y religiosos tiene, un escaso espacio para la tolerancia.
Lugares de trabajo que no hacen, por tanto, sino reproducir nuestra atávica aversión social por aquellos que toman los caminos que no nos gustan. Lugares donde el que no es heterosexual, católico y de “buena presencia”, tiene altas posibilidades de ser hostigado. A veces en forma suave –con tallas a lo chileno-, a veces en forma brutal, con acoso y hostigamiento.
En ambas, en todo caso, con discriminación.
Y en ese sentido el fallo del juez del trabajo es una notable noticia que el derecho nos da de tanto en tanto. Comúnmente preocupado de los grandes intereses y de los grandes poderes, a veces tiene tardes soleadas: como cuando decide que los jefes o los empresarios no pueden discriminar por razones de religión, pero tampoco – y aquí viene la parte mas significativa- por muchas otras: sexo, opinión política, sindical, raza o etnia, etc.
En todas y cada una de ellas, en la nueva justicia laboral chilena los trabajadores tienen derecho a demandar. Como lo hizo la Sra. Melo.
Por ello, es seguro que el futuro nos deparará más sorpresas de las buenas.

lunes, 3 de mayo de 2010

Llueve sobre mojado- El Mostrador 2-5-2010

El escenario final será una cruel paradoja: los acreedores más fuertes –bancos, casas comerciales, etc.- recibirán sus pagos como corresponde, el Estado cobrará religiosamente sus impuestos y el pobre diablo de siempre –el trabajador- será el más solidario de todos: su indemnización quedará bajo la tierra de los escombros.

miércoles, 28 de abril de 2010

Invitación

Juan Enrique Vargas V. decano de la Facultad de Derecho de la Universidad Diego Portales, y José Luís Ugarte, director académico del Diplomado en Derecho Laboral, Reforma Procesal y Litigación, le saludan e invitan a la clase inaugural del mismo, que será dictada por el Profesor Manuel Carlos Palomeque, Catedrático de la Universidad de Salamanca, sobre “Derecho del Trabajo y Economía”.
Esta clase magistral es abierta a todo público y se realizará el viernes 07 de mayo, a las 18:00 horas, en el Auditorio de la Facultad, ubicada en República 105

lunes, 19 de abril de 2010

Nos vemos en el puerto

Ricardo Saavedra Alvarado, Director de la Escuela de Derecho y, Camilo Mori Cruz, presidente del Departamento de Derecho del Trabajo, tienen el agrado de invitar a usted a la inauguración de la Escuela Sindical 2010, organizada por un grupo de alumnos de Derecho laboral del Centro jurídico cultural Carlos León Alvarado, de esta casa de Estudios.

El programa se inicia con la clase magistral del profesor José Luis Ugarte, de la Universidad Diego Portales, sobre el tema “El futuro de las relaciones laborales”.

Además, contará con la intervención teatral del actor Daniel Alcaíno.

A realizarse el día lunes 26 de abril, a las 18:30 horas, en el Aula Magna, Errázuriz 2120, Valparaíso.

domingo, 18 de abril de 2010

Estado derecho y fabrica capitalista

"En nuestros países el Estado de derecho se ha acomodado muy duraderamente con la supervivencia, en el corazon de la sociedad civil, de amplisimos espacios disciplinarios entre los cuales cabe señalar, en ligar destacado, a la fábrica capitalista, que por largo tiempo ha contituido una institución auténticamente autoritaria"
Jeammaud

El explotado de derecha- El Mostrador- 18.04.2010

No se acaba de despejar la polvareda de la tragedia, ni se terminan de derrumbar las casas que están ya desahuciadas. Y lo más importante, miles de chilenos no saben aún como van a enfrentar el invierno ante la ineficiencia del gobierno en la tarea mínima de proveerlos de un techo, cuando la Ministra de Trabajo –alumna aplicada según nos vamos enterando- comenzaba a decirnos de verdad a qué venía. O más bien por qué la pusieron ahí.
“Debemos encontrar una fórmula para reducir las indemnizaciones”, declaraba sin inmutarse un pelo. Agregaba eso sí, mejorando el seguro de cesantía –es que ya no estamos en dictadura para pasar la aplanadora-.En rigor, nadie debería sorprenderse. No iba un terremoto a paralizar la verdadera tarea de este gobierno: demoler los derechos laborales con más dedicación y apuro que el que va a poner en las casas del sur de Chile.
El explotado de derecha ha quedado así en una curiosa situación: cree de verdad que existe algo parecido a ‘la vía chilena al éxito’.
El terremoto había atrasado la agenda un rato. Pero el disimulo ha durado poco. Negocios son negocios.Y ahí es difícil no recordar lo felices que estaban los grandes empresarios de nuestro país el último 11 de Marzo. Uno de ellos llega a La Moneda. Uno que entiende como es de difícil, en este cruel mundo, ser emprendedor. Ya no sería sólo el Ministro de Hacienda como ellos, ahora, por fin, sería el mismísimo Jefe de Estado.Felicidades por ellos, que ya lo tienen todo. ¿O todavía les falta algo?
Felicidad, en todo caso, superflua. Nada amenaza en lo más mínimo el control total que de la prosperidad tiene la elite empresarial en Chile. Y esto hasta no parece mal, sino fuera porque estamos en unos de los países mas desiguales del mundo, donde la prosperidad corre a chorros generosos para pocos y a gotas delgadas para el resto.Todo dentro de la normalidad en un país al que se le acostumbró a la desigualdad. Como si fuera natural e inmodificable.
Pero donde todo se enredaba y poco se entendía, es que al mismo tiempo miles de trabajadores chilenos celebraban como suyo el triunfo de Piñera, más de alguno creyendo que por fin llegaba al poder.En Chile el 90 por ciento de los trabajadores no tiene un sindicato que lo represente. Y el 95 por ciento no negocia colectivamente. Y el salario promedio de los trabajadores chilenos es 250 mil pesos. Y cuando los despiden, sólo el 10 por ciento accede a una indemnización por término de contrato de trabajo. Además, un tercio de ellos, según la OIT, trabaja en la informalidad, esto es, no tiene ni siquiera un contrato de trabajo.
Y si las cifras son ciertas, entonces, un número importante de trabajadores que ganan poco más que el mínimo, que no tienen sindicato para que los represente y que de negociación colectiva sólo han escuchado por televisión, celebraron el triunfo del mismo candidato que sus empleadores.Como en el tango, en la misma vitrina iba la biblia y el calefón.
Una posibilidad, por cierto, es que todo sea un mal entendido de este malintencionado columnista, y que Chile, última reserva moral del mundo, haya logrado la cuadratura del círculo: que los explotados y los emprendedores celebren la misma causa. El sueño comunista de mano del empresario neoliberal.
O la otra, más realista, qué duda cabe, es que en Chile desde hace mucho tiempo se ha generado un nuevo tipo de trabajador: el explotado de derecha.
El poder hegemónico de los medios y su exaltación a la riqueza y el culto al emprendimiento han calado hondo en nuestros trabajadores, que han creído que vivir con poco y en malos trabajos es parte del sacrificio para un mañana que el capitalismo chileno promete tentador. Pero que a todo esto nunca llega.El explotado de derecha ha quedado así en una curiosa situación: cree de verdad que existe algo parecido a ‘la vía chilena al éxito’. No sabe, que en una sociedad tan desigual como la nuestra ese es un cruel espejismo.La alegría, en todo caso, se diluirá luego para nuestro explotado de derecha.
Pronto comprobará lo que se le viene: le eliminarán o rebajarán su indemnización por años de servicios, le aumentarán su jornada laboral, le podrán más trabas para organizarse y negociar colectivamente, y por si fuera poco, le deshuesarán la Inspección del Trabajo.
Es el mundo soñado de su nuevo Presidente y de sus eficientes ayudantes que –como la Ministra del Trabajo- han comenzado a mostrar sus talentos.
Y todo gracias a una palabra que nuestro querido explotado ni siquiera entendía ayer cuando celebraba el triunfo del cambio: la flexibilidad laboral.
Y ahí nuestro explotado de derecha sabrá con amargura que el “juntos” del cambio nunca fue –como no lo ha sido en toda nuestra historia- efectivamente “un juntos”.
Sino que siempre ha sido “ellos” y el resto.

El zafrada y su futuro -dibujo- LND 18.04.2010


domingo, 11 de abril de 2010

Poder, consenso y trabajadores

"¿ No es el mayor y más insidioso ejercicio de poder impedir a los individuos en la medida que sea, que formulen sus quejas, modelando sus percepciones, conocimientos y preferencias de tal modo que acepten su papel en el orden social instituido, ya sea porque no ven ni imaginan en él ninguna alternativa, ya porque consideran que se trata de un orden natural e inconttrovertible, ya porque lo valoran como la manifestación de un orden divino ?
Asumir que la ausencia de quejas equivale a un auténtico consenso es simplemente eliminar mediante definición por decreto la posibilidad de la existencia de un consenso falso o manipulado".
Luckes

domingo, 28 de marzo de 2010

La tetócnica de la misería y la violencia- Reportaje La Nación Domingo- 7.03.2010

El terremoto del sábado 27 de febrero que se extendió por más 700 kilómetros, no sólo produjo una inclinación de 8 centímetros en el eje de la Tierra. Como otros, causó cambios en el paisaje natural, la arquitectura, la economía y el diario vivir de los chilenos, que ya se empiezan a constatar: Las Siete Tazas se secaron, el adobe jubiló, las acciones de las constructoras cayeron tras los severos daños en edificios y con seguridad habrán migraciones.
Sin embargo, lo más notable es que abrió una fisura por donde salieron las mayores contradicciones de un país que pretende alcanzar el desarrollo en poquitos años: la mala calidad de la vivienda, el fascismo, el debilitamiento del Estado, la indolencia del mercado, la centralización y la marginalidad que subsiste detrás del acceso al consumo, quedaron a la vista como si los maremotos hubiesen sido acetona sobre los cosméticos beneficios del sistema y en cosa de horas muchos chilenos depredaron el comercio en el sur.
“El lumpen” saltó de la boca de las autoridades, a las que un conocido columnista chascón les colgó al cuello la culpa de haber tenido mano blanda durante veinte años. Más lejos llegaron los que sostuvieron entre líneas que por tener un plasma que terminará de pagar después de que entre en vigencia la norma japonesa de televisión digital, un pobre dejó de ser pobre.
“La violencia social apareció con más virulencia y una actitud más desafiante que antes. Como no hay canales políticos para ese descontento social, se manifiesta contra la propiedad y ahora sin respeto por las personas”, apunta el Premio Nacional de Historia Gabriel Salazar.

EL BENDITO SISTEMA
“Vergüenza debieron sentir tanto funcionario, ministro de Hacienda, empresario y en fin, tanto hechizado con el modelo económico chileno cuando el terremoto dejaba a la vista sus pies de barro: sujetos ayer considerados respetables consumidores en cuotas que se convertían en cuestión de horas en bárbaros que no respetaban nada”, resumió el profesor de Derecho Laboral de la Universidad Diego Portales, José Luis Ugarte, en el diario electrónico El Mostrador, “ni nuestra mejor propaganda ni la de los organismos financieros puede esconder que a la hora de repartir entre todos nuestros beneficios, nos parecemos más a los países africanos que a los del primer mundo con los que nos gustaría compararnos”.
La opinión es compartida entre quienes intentan comprender el fenómeno y no sólo enjuiciar moralmente los actos o culpar únicamente a la demora del Estado para enviar al Ejército a las zonas devastadas, sobre todo a Concepción, zona urbana que sufrió cinco incendios.
“El saqueo es una derivación de la mala estructura del sistema laboral. Los índices de empleo precario son exactamente iguales a los de comienzos del siglo XX: sobre 60% y hay que sumarle un porcentaje de profesionales que trabajan a honorarios, sin previsión ni salud”, sostiene Salazar, “y este problema se agudiza con la emigración campo-ciudad, donde la gente va por pega, se mete al empleo precario y reside al lado del mercado negro y lo seudo-delictual. No hay ciudad en Chile que no tenga un 70% de vivienda popular y por lo tanto, no hay ciudad en Chile que no este propensa a saqueos”.

DESPROTECCIÓN Y FASCISMO
De que Chile es un país golpeado por los terremotos no hay duda. Están los casos de verdaderos desastres causados por la fuerza de las placas tectónicas, como los sismos de Valparaíso en 1906, Chillán en 1939 y Valdivia en 1960. Sin embargo ningún otro terremoto había desnudado tantos problemas como el de la semana pasada y los saqueos no llegaron tan lejos.
Cuando el sismo de 1906 remeció Valparaíso, ésta era una ciudad emergente que contaba con un sistema de alcantarillado y electricidad acorde al principal puerto del continente. Con el puerto en el suelo apareció el pillaje pero también el vicealmirante Luis Gómez Carreño, quien apagó el vandalismo con fusilamientos públicos de saqueadores que cortaban los dedos de los cadáveres para robar anillos.
Se ve lejano, pero hoy mucha gente pidió lo mismo. “Queremos a las Fuerzas Armadas aquí y no queremos que detengan a los delincuentes y los suelten al otro día, queremos que los maten”, clamaba a través de las cámaras de televisión una humilde vecina de Talcahuano, angustiada por los robos a casas.
“Hay sectores de la población que viven del delito y se aprovecharon de la situación, un sector bastante violento, pero sabemos que la delincuencia es fruto de la desigualdad económica en que viven sectores que quieren participar de la torta. Son sectores medios bajos que por miedo a pauperizarse o se vuelven lumpen o se vuelven fascistas”, explica el historiador Jocelyn-Holt, “se reveló ese fascismo latente que lo único que quiere es sacar pistolas, un sector al que le encanta los militares y que nunca ha desaparecido. Recuerdo el final de la película “La frontera” (1991): la gente aplaudía en el cine cuando aparecía el helicóptero de Carabineros”.
Los terremotos de Chillán y Valdivia también tuvieron saqueos, aunque en menor grado. “Yo estaba en Ancud en 1960 cuando llegó una ola de 15 metros que dejó refrigeradores y televisores en las calles”, recuerda el cantante e historiador Patricio Manns, quien en 1972 publicó dos volúmenes de su libro “Los terremotos en Chile” por Quimantú, “por eso los militares prohibieron agacharse o si no te pegaban un tiro. Mataron a dos o tres saqueadores”, recuerda el músico.
Según Gabriel Salazar se explica por la labor del Estado. “Entre 1938 y 1973 se desarrollaron muchas empresas públicas y a través de la Corfo, el trabajo era mucho más estable. Aunque no se resolvieron temas como la vivienda, por eso la presencia de callampas, existía un estado social benefactor que protegía al trabajador y a la familia, y que por otro lado tenía sus propios aparatos y capacidades para proteger y educar. No me extraña que este Estado se haya enredado para actuar con mayor eficiencia y tampoco los saqueos, cuando predomina el empleo precario, sin protección, y con el único beneficio de obtener créditos de consumo que bordean el 40% de interés anual”.
Sin embargo para el historiador esto es sólo la punta de lanza de la desigualdad y la marginalidad. “La presencia de la masa marginal desde el siglo XIX contempla el 60% o 70% de la fuerza laboral, con empleos precarios que no les permiten adquirir viviendas dignas. A eso se suma una frustración afectiva considerable, porque la familia nuclear ha desaparecido, aumentando la cantidad de los llamados ‘huachos’ que son abandonados por sus padres, muchas veces por un tema de recursos. Es gente sin futuro que hace cien años se evadía en el alcohol y ahora en la drogadicción, que acarrea la falta de respeto y la violencia. Todo eso quedó a la vista hace unos días y explica la explosión social”. LCD

El Zafrada y su futuro- El Mostrador 27 de Marzo 2010

No es el terremoto lo único malo que la ha pasado en la vida al niño Víctor Díaz –el zafrada como lo han apodado los medios de prensa-. El haber nacido pobre en una sociedad como la chilena tampoco es buena noticia.
Una sociedad que –salvo reconstruir su escuela ahora en forma de mediagua modular- no tiene mucho que ofrecerle para ayudarlo a salir de su pobreza.
Una sociedad donde su natural simpatía no le servirán de mucho para enfrentar la mala suerte de haber nacido en la cuna equivocada. Y que su vida –como la de miles de niños chilenos en su situación- será la de una privación tras otra. Ni educación, ni salud ni trabajo de calidad ni ninguno de los bienes que las sociedades decentes intentan asegurar a sus miembros estarán a su disposición.
Y ahí –cuando Víctor mire hacia atrás al final del camino- el terremoto terminara confundido con otros tantos sinsabores y privaciones.
Impuestos y redistribución –desde ya pido disculpa por tamaña herejía- son las ideas que nuestra elite ha porfiadamente rechazado.
Comprobará, con el correr del tiempo, que buena parte de las promesas que hacemos como sociedad en forma de derechos –a educación, a salud o al trabajo- son para él y para muchos como él nada más que una broma. Muy mala por cierto.
Sabrá, entonces, como alguna vez lo retrataba un clásico del rock chileno, que esa escuela por la que hoy llora –y donde cae el sol sobre su cabeza- no era más que un juego; y que los laureles y el futuro terminarán siendo siempre para otros.
Víctor comprenderá con los años lo poco que le importa a la elite que dirige su sociedad, para la que, salvo este fugaz momento mediático, no representa nada en especial. Él, como tanto niño pobre en Chile, deberá soportar la fría distancia conque históricamente nuestra pequeña clase dirigente ha tratado al resto de sus compatriotas.
Sabrá pronto que esa elite económica y política –que hoy corre desde el Presidente empresario para abajo para sacarse fotos con él- no está dispuesta a darle más oportunidades que las mínimas y que en el modelo social y económico que defienden con uñas y dientes, los dados están marcados hace tiempo. Y no a su favor evidentemente.
No serán, en ese sentido, frazadas ni mediaguas las que le podrían cambiar la vida a Víctor y tanto niño chileno de los sectores menos aventajados. Es necesario algo mucho más drástico y difícil de conseguir: igualdad real de oportunidades para todos. Igualdad que exige – no nos engañemos- impuestos a los que más tienen y redistribución a los que menos.
Impuestos y redistribución –desde ya pido disculpa por tamaña herejía- son las ideas que nuestra elite ha porfiadamente rechazado.
Por ello, igualdad y no solidaridad es la palabra que Víctor necesitará en el futuro. Algo que, por lo demás, en 200 años de vida no hemos estado ni cerca de lograr.
Al final, Víctor deberá aprender que las puertas se cerraran con fuerza en su propias narices y que esa elite y sus afilados punteros –como la senadora Matthei- se opondrán a cualquier intento por hacer algo distinto, como subir los impuestos a los más que tienen.
“Es una estupidez”, será una frase que deberá escuchar muchas veces más en su vida.
Entonces, el zafrada sabrá que todo fue un fugaz momento de solidaridad que no se volverá a repetir, salvo que ocurra una nueva catástrofe. Y que pasada la solidaridad de la frazada y de la pelota de fútbol, volverá a ser simplemente Víctor Diaz.
Y que el sol volverá en su nueva escuela- mediagua, a caer sobre su cabeza.

miércoles, 10 de marzo de 2010

Chile: el trágico fin de un mito - blogpublico.es


Han transcurrido ya casi dos semanas desde el cataclismo que resquebrajó una extensa franja del sur de Chile, arrebató la vida a cerca de 500 personas, destruyó más de un millón de viviendas, arrasó numerosas localidades costeras y ciudades tan importantes como Concepción, Talcahuano o Constitución y arruinó un sinfín de infraestructuras, incluso en Santiago.
El seísmo y el posterior tsunami, seguidos por sus incesantes réplicas, devastaron las regiones del Maule y el Biobío, pero también han dejado al descubierto la falacia del mito chileno, proyectado por el poder político, mediático y económico, alimentado por los medios de comunicación y los gobiernos de Occidente, jaleado recientemente con su ingreso en el exclusivo club de la OCDE o con sus relaciones comerciales privilegiadas con Estados Unidos y la Unión Europea.Como en tantas otras ocasiones a lo largo de su historia republicana, las élites chilenas intentan presentarse como la excepción en una América Latina supuestamente atrapada hoy entre el autoritarismo y el neopopulismo. Se trataría de un país con un sólido desarrollo democrático, confirmado aparentemente por la victoria de la derecha en las elecciones presidenciales de enero. Y de una nación que se habría anticipado, debido a la mano dura de la dictadura militar, en la aplicación de las recetas que conducirían al éxito: la privatización de la sanidad, las pensiones, la educación y los principales servicios (electricidad, agua, transportes, carreteras…), la laminación de los derechos de los trabajadores y los sindicatos y la sacralización del poder económico y financiero.El terremoto tuvo su epicentro también en las entrañas de este mito.

En los últimos días hemos podido contemplar el hiriente desamparo de centenares de miles de ciudadanos de un país que carece de una red pública eficaz de asistencia, a pesar de la persistente amenaza de estas catástrofes naturales, y cuyo Gobierno decretó tempranamente el despliegue de miles de efectivos de las Fuerzas Armadas y de Carabineros y el toque de queda para restaurar el orden y proteger la propiedad privada.En cambio, el Ejecutivo que preside Michelle Bachelet tardó unas interminables 72 horas en lograr repartir alimentos en Concepción (la segunda ciudad más populosa del país), por lo que muchas personas no tuvieron más remedio que recurrir al pillaje para sobrevivir, en un escenario dramático en el que, a la ausencia durante días de luz eléctrica y agua potable (servicios en manos de compañías privadas), se sumaba la carencia de equipos humanos suficientes para rescatar a las personas atrapadas por los derrumbamientos o atender a los heridos. Estos sucesos han sido utilizados para sustituir el debate sobre el modelo de sociedad que se derrumbó el 27 de febrero por los retóricos llamamientos en pro de la unidad nacional para la reconstrucción del hermoso sur del país, simbolizados en el “Fuerza Chile” de la presidenta y en el larguísimo telemaratón conducido por el inefable Don Francisco entre el viernes y el sábado.

José Luis Ugarte, profesor de Derecho de la Universidad Diego Portales, reflexionaba estos días: “¿Por qué en Chile apenas el orden se retira –cuando el brazo armado de la ley deja de atemorizar– los sectores más pobres se sienten con el legítimo derecho de saquear y tomar aquello que de otro modo –legalmente– no alcanzan? Porque la sensación de injusticia y de exclusión altamente extendida entre los pobres hace que nuestra sociedad esté pegada con el mismo pegamento que esos edificios nuevos que hoy se derrumban. El terremoto ha desnudado al capitalismo chileno, mostrando vergonzosamente sus pies de barro. Ni nuestra mejor propaganda ni la de los organismos financieros puede esconder que a la hora de repartir entre todos nuestros beneficios nos parecemos más a los países africanos que a los del Primer Mundo, con los que nos gustaría compararnos”.

La historia de Chile está marcada también por los terremotos. El 24 de enero de 1939, un seísmo de 8,3 grados en la escala de Richter con epicentro en Chillán (a 112 kilómetros de Concepción) destruyó prácticamente la misma región ahora devastada y segó la vida de casi 6.000 personas. Eran las primeras semanas de Gobierno del Frente Popular y el presidente Pedro Aguirre Cerda impulsó la creación de la Corporación de Fomento de la Producción (CORFO) para coordinar los trabajos de reconstrucción.En muy poco tiempo, la CORFO se convirtió en uno de los ejes del desarrollo económico y social al promover el crecimiento de la industria y las infraestructuras públicas. Mascarones de proa como la Empresa Nacional de Electricidad, la Compañía de Aceros del Pacífico, la Industria Azucarera Nacional o la Empresa Nacional de Telecomunicaciones nacieron bajo su alero y nos remiten a un tiempo histórico en el que el Estado, legitimado por la sociedad democrática, ejercía un papel preponderante del que le despojaron, para reemplazarlo por el dios Mercado, la dictadura de Pinochet y sus políticas neoliberales, cuyas directrices principales han mantenido los cuatro presidentes de la Concertación a lo largo de estos últimos 20 años.Mañana, la socialista Michelle Bachelet traspasará la banda presidencial al derechista Sebastián Piñera, cuyo consejo de ministros estará integrado por un elenco de empresarios, economistas adscritos a la ortodoxia monetarista y políticos conservadores afines al Opus Dei y otros grupos integristas.

Ante esta perspectiva, el presidente del Partido Comunista y diputado electo, Guillermo Teillier, ha llamado a la constitución de un gran frente político y social por “la reconstrucción de Chile”, pero no sólo por la reparación de los daños causados por el terremoto y el tsunami, sino también por la “reconstrucción democrática de Chile”.

Mario Amorós es doctor en Historia y periodista. Autor de ‘Compañero Presidente. Salvador Allende, una vida por la democracia y el socialismo’

martes, 2 de marzo de 2010

Nuestros barbaros


Verguenza –me imagino- debieron sentir tanto funcionario, tanto ministro de hacienda, tanto empresario y en fin tanto hechizado con el modelo económico chileno cuando el terremoto dejaba a la vista sus pies de barro: saqueos por doquier, violencia desatada y sujetos que ayer considerados respetables ciudadanos se convertían en cuestión de horas en barbaros que no respetaban nada.
Que habrán dicho de nosotros –hasta el viernes en la madrugada el país ejemplar del capitalismo latinoamericano- tanto hechizado con nuestra propaganda y la de los organismos internacionales –FMI, OCDE, etc.- cuando constaban la cruel realidad: chilenos que parecían sacados más bien de un país africano que de un país que se suponía estaba en el umbral del desarrollo.
El discurso ramplón se encenderá en el lugar común: se trata de delincuentes y pillines que se aprovecharon de la ocasión.
Pero ya no estamos para tamaña simplicidad.
Qué duda cabe se trata de delitos. Pero eso es tan obvio. No explica porque nuestros pobres se transformaron tan rápido en nuestros barbaros.
La pregunta que deberíamos hacernos no es la evidente de si son legalmente reprobable estos actos –que lo son- sino una mucho más difícil: ¿porque en Chile apenas el orden se retira –cuando el brazo armado de la ley deja de atemorizar- los sectores mas pobres se sienten con el legitimo derecho de saquear y tomar aquello que de otro modo –los legales- no alcanzan?
¿Por qué tan poca lealtad con la sociedad –al fin y al cabo con todos nosotros- de nuestros pobres?
¿Alguien se imagina saqueos y el caos social en países como Suecia o Alemania después de un terremoto como el que vivimos? ¿Ciudadanos convertidos en saqueadores llenos de rencor, rabia y violencia?
Es difícil imaginarlo para ser honestos. En sociedades tan integradas como esas, que han hecho su mejor esfuerzo por incluir y distribuir hacia todos, existen altos grados de lealtad hacia el resto. En sociedades altamente desiguales, en cambio, la cohesión y la lealtad social escasean y son sustituidas por la fuerza y el miedo –la mano dura como gusta decir a tanto chileno-.
La sensación de injusticia y de exclusión altamente extendida en nuestros pobres –que tanta veces se ha diagnosticado como “escandalosa desigualdad” - hace que nuestra sociedad está pegada con el mismo pegamento que esos edificios nuevos que hoy se derrumban.
Es que pedir a tanto chileno a quienes se les paga el mínimo, que no tienen mayores derechos laborales ni quienes los representen–en Chile los sindicatos no existen-, que no tienen ni salud ni educación pública de calidad, que tengan de súbito lealtad y compromiso – y no sólo miedo a la cárcel- con el modelo que los excluye –respetando el sagrado derecho de propiedad- es simplemente una ingenuidad que el terremoto ha hecho caer como la cúpula de la Divina Providencia.
En ese sentido, no es difícil entender porque los ganadores en nuestro modelo –unos pocos- exhiben y exigen alta lealtad a las reglas –incluidas las que protegen de mejor manera sus triunfos como es la propiedad- lo difícil es pretender que los perdedores de siempre –nuestros eternos pobres- tengan lealtad hacia reglas que no sólo no han diseñado sino que mirada nuestra historia han estado marcadas desde siempre a favor de los mismos.
El terremoto –quien lo iba a decir- ha desnudado al capitalismo chileno mostrando vergonzosamente sus pies de barro. Ni nuestra mejor propaganda ni la de los organismos financieros puede esconder que a la hora de repartir entre todos nuestros beneficios nos parecemos más a los países africanos que a los del primer mundo con los que nos gustaría compararnos.
Podemos –como lo hemos hecho por 200 años- cerrar los ojos y rasgar vestiduras diciendo que lo que falta es virtud y que la solución es la clásica mano dura.
Pero nadie podrá esconder la nueva víctima desnuda: el modelo chileno –ese que hace inflar el pecho de orgullo a nuestra pequeña elite empresarial y política- está pegado con barro. Sólo el garrote lo mantiene en buena parte de nuestra sociedad.
Y nuestros barbaros seguirá ahí esperando otra ocasión para que la ley se retire y ellos vuelvan a hacer justicia por propia mano – con rabia y rencor- para con un sistema al que poco le han importado durante mucho tiempo. Demasiado quizás.

sábado, 13 de febrero de 2010

Ante tanto converso de última hora..El necio de SR

Para hacerme lugar en su parnaso
Para darme un rinconcito en sus altares
Me vienen a convidar a arrepentirme
Me viene a convidar a que no pierda
Me vienen a convidar a indefinirme
Me viene a convidar a tanta mierda

domingo, 31 de enero de 2010

"Los trabajadores y la noche" Columna La Nación Domingo- 30.01.2010

No es fácil explicar por qué un numero importante de trabajadores asalariados en Chile –la inmensa mayoría de los cuales gana menos de 300 mil pesos y no tiene ni sindicatos ni negociación colectiva que los represente- terminaron votando por Piñera.
El poder hegemónico de los medios y su exaltación a la riqueza y el emprendimiento, la nula capacidad de los sectores progresistas para contrarrestar ese discurso y el abandono total en que la Concertación -y en especial el gobierno de Bachelet- dejó a las organizaciones sindicales y a la negociación colectiva estarán, seguramente, dentro de las explicaciones.
Pero lo importante -una vez ya llegada la fría noche- es saber que ocurrirá en el futuro con los derechos de los sectores más débiles de la sociedad. Y, en verdad, no es muy difícil determinarlo. No es necesario, en rigor, ser adivino ni mucho menos.
Si el gobierno de derecha es lo razonablemente torpe como lo suelen ser sus concepciones básicas -todos somos seres egoístas y competitivos- entonces el derrotero de su accionar es bastante previsible.
Por una parte, la defensa a ultranza del plan laboral que nos dejo Pinochet y el hermanísimo del Presidente. Nadie tocará el tinglado de normas legales que, contraviniendo todos los tratados internacionales suscritos por Chile en la materia (Convenios 87 y 98 de la OIT), han permitido a los empresarios chilenos obtener sustanciosas ganancias sin nadie que los moleste.
No lo hizo la Concertación, menos lo hará la derecha.
Y por otro lado, el intento de lanzar una ofensiva de un nuevo plan laboral pro empresarial. Será la flexibilidad laboral recargada el discurso dominante en nuestros nuevos gobernantes. Eliminación o rebaja de la indemnización por años de servicios, flexibilidad horaria a favor de las empresas, rebaja o eliminación del salario mínimo, intervención de la Inspección del Trabajo (“demasiado grande”) forman parte del vademecum del neoliberal criollo que ahora accederá al poder.
Nada muy novedoso en todo caso. “Servidores de pasado en copas nuevas”, como diría con su delicada poesía el en estos días resucitado Silvio Rodríguez. Aunque en nuestro caso un poco peor. No son ni siquiera copas nuevas.
Pero no todo es tan predecible. Muy interesante será eso sí lo que haga la Concertación. Esa Concertación que dice ser la representante de los sectores débiles de nuestra sociedad y que dice monopolizar el sentir progresista en nuestro horizonte político. Ahora, paradojas de la democracia, tiene la llave parlamentaria para defender algo de lo ganado en estos años.
Pero, si al final del día los sectores conservadores de esa coalición toman el poder -como se tomaron el Ministerio de Hacienda en todos estos años- y construyen el discurso de la oposición -tal como ya lo hicieron con sus gobiernos- entonces que Dios nos pille confesados.
Bajo la engañosa retórica de la “política de los acuerdos”, los trabajadores chilenos quedaran total e irremediablemente en manos, como nunca antes en la historia de la democracia, de los neoliberales y sus ideas. Neoliberales de derecha, algunos (en el gobierno). Neoliberales de izquierda -en la oposición-, otros.
Y ahí, la noche será, como nunca, oscura.

martes, 26 de enero de 2010

El contrato- Video de Terpacific, Francia (2003)

Las oligarquías. Neruda y el canto general.


No, aún no secaban las banderas,

aún no dormían los soldados cuando la libertad cambió de traje,

se transformó en hacienda:de las tierras recién sembradas salió una casta,

una cuadrillade nuevos ricos con escudo,con policía y con prisiones.

Hicieron una línea negra:

“Aquí nosotros, porfiristas,de México,

‘caballeros’de Chile, pitucos del Jockey Club de Buenos Aires,

engomados filibusteros del Uruguay, pisaverdes ecuatorianos,

clericales señoritos de todas partes”.

“Allá vosotros, rotos, cholos,pelados de México,

gauchos,amontonados en pocilgas,

desamparados, andrajosos,piojentos, pililos,

canalla,desbaratados, miserables,sucios, perezosos, pueblo”.

Todo se edificó sobre la línea.

El Arzobispo bautizó ese muroy estableció anatemas incendiarios

sobre el rebelde que desconociera la pared de la casta.

Quemaron por la mano del verdugolos libros de Bilbao.

El policía custodió la muralla,

y al hambriento que se acercó a los mármoles sagrados le dieron con un palo en la cabezao

lo enchufaron en un cepo agrícolao a puntapiés lo nombraron soldado.

Se sintieron tranquilos y seguros.

El pueblo fue por calles y campiñasa vivir hacinado,

sin ventanas,sin suelo, sin camisa,sin escuela, sin pan.

Anda por nuestra América un fantasmanutrido de detritus, iletrado,errante,

igual en nuestras latitudes,saliendo de las cárceles fangosas,arrabalero y prófugo,

marcadopor el temible compatriota llenode trajes, órdenes y corbatines.

En México produjeron pulque para él,

en Chile vino litriado de color violeta,lo envenenaron,

le rasparonel alma pedacito a pedacito,

le negaron el libro y la luz,hasta que fue cayendo en polvo,

hundido en el desván tuberculoso,

y entonces no tuvo entierro litúrgico:

su ceremonia fue meterlo desnudo entre otras carroñas

que no tiene nombre.

lunes, 25 de enero de 2010

Tutela laboral de derechos fundamentales y carga de la prueba- Revista Derecho Universidad Catolica de Valparaíso- N 33- Diciembre 2009

La nueva justicia laboral implementada por la ley Nº 20.087 contempla la denominada acción de tutela laboral cuya finalidad central es la protección de los derechos fundamentales del trabajador de naturaleza no laboral, tales como la intimidad, la libertad de expresión o la honra. En las reglas previstas para dicha acción se contempla, por primera vez en Chile, una especial regla legal que alivia el esfuerzo probatorio de la víctima -el trabajador- de la conducta lesiva del empleador. Dicha regla legal altera, como se explica en este artículo, la carga material de la prueba, esto es, quien debe soportar el costo del hecho que no ha quedado suficientemente acreditado en el proceso.
Palabras clave: Tutela laboral - Derechos fundamentales del trabajador - Prueba de indicios - Carga material de la prueba - Despido pluricausal. Ver en : www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-68512009000200005&lng=es&nrm=iso

sábado, 23 de enero de 2010

Sin palabras


Mientras pasaba el día junto a su familia en la plata los Lilenes de Concón, María José Mancilla Vigneaux se encontró con una escena que no dejó de sorprenderle: una asesora del hogar se mantenía de pie sosteniendo la sombrilla sobre la que -al parecer- era su patrona, mientras ella descansaba en una reposera.
Luego la mujer fue a bañarse a la playa, con lo que la nana tuvo unos minutos de descanso, para retomar la misma función momentos después, hasta que el viento le hizo imposible seguir sosteniendo la sombrilla, por lo que ambas se retiraron.
¿Resabios de tiempos pasados? ¿Malas condiciones laborales?…

martes, 19 de enero de 2010

Un rayo de luz en dìas oscuros- Fallo de la Sala Laboral de la Suprema sobre prueba indiciaria y discriminación- 14.01.2010

"En consecuencia, no hay razón legal que permita dejar de aplicar la norma del artículo 493, cuando se trata del procedimiento de tutela laboral por causa de despido discriminatorio, tanto más si se considera que las motivaciones de esta clase de despido violentan sin duda derechos fundamentales que la ley ha procurado tutelar, desde que atentan contra la igualdad de oportunidades frente al empleo.
Undécimo: Que, sobre la base de las precisiones que anteceden, tratándose de un juicio en que se reclama de un despido discriminatorio o dispuesto en contravención de derechos fundamentales, resultaba plenamente procedente aplicar la prueba indiciaria prevista en el artículo 493 del Código del Trabajo, como ocurrió en el caso en estudio".
Voto de minoria -¿adivinen de quíen?

domingo, 3 de enero de 2010

Policias, delincuencia, pobreza y sindicalización- Opinión de un supremo -Zaffaroni- La Nación Argentina 03.01.2010

¿En general, son los más pobres los que están presos?.
-Sí, pero además de ser pobres se parecen en algo: son morochitos. Hay gente a la que le piden documentos en cada esquina y hay gente a la que no se los piden nunca. Eso es portación de cara. El riesgo de ser víctima no es parejo en la sociedad. Yo tengo menos riesgo de ser víctima que el que vive en una villa. A medida que uno va bajando en la escala social hay más gente partidaria de la pena de muerte: no es un problema ideológico, está en relación directa con ser víctima. El sistema penal es selectivo en la criminalización, selectivo en la victimización, y selectivo en la "policización".
-¿Qué es eso que llama "policización"?
De los mismos sectores sociales se seleccionan los tres: la víctima, el delincuente y el policía. Ese es el grave problema.
-¿Qué se puede hacer con la policía?
La policía tiene un entrenamiento totalmente precario. La gente va a la policía porque es una fuente de trabajo, porque tiene obra social; no va por una vocación. Se lo coloca dentro de un orden militarizado. Nadie sabe por qué. Porque la policía es un servicio civil. Tiene que haber jerarquías, como en los hospitales, pero no por eso militarizamos los hospitales. Y como está militarizada, no puede sindicalizarse. Como no puede sindicalizarse, no pueden hacer peticiones colectivas, y como no pueden hacer peticiones colectivas no pueden discutir horizontalmente las condiciones de trabajo. ¿Cómo se forma conciencia profesional sin discutir las condiciones de trabajo?
¿A ver: entonces el primer paso es la sindicalización de la policía?
-Sí, absolutamente. Pero hay más: segundo, se somete a la policía a un orden totalmente arbitrario; tercero, a veces reciben instrucciones que son suicidas. La policía tiene que intervenir en todo hecho delictivo que presencie; una locura: intervenir si puede. Piense en un hombre escasamente preparado al que ponen en la calle, donde el tipo tiene miedo, sometido a un sistema vertical donde nadie lo defiende: no son condiciones para que una persona provea seguridad en la vía pública.