viernes, 12 de junio de 2009

40 destacados economistas norteamericanos firman una declaración a favor de la resindicalización de la vida económica

Premios Nobel como Arrow, Sollow y Stiglitz, y otros 37 científicos sociales norteamericanos de primer nivel, como Dean Baker, James Galbraith, Brad De Long, Robert Frank, Richard Freeman, Frank Levy, Lawrence Michel y Robert Pollin, en apoyo de los sindicatos, de los trabajadores y de una nueva legislación que democratice la vida laboral en los EEUU.

Aunque su colapso ha dominado la reciente cobertura de noticias por parte de los medios de comunicación, el sector financiero no es el único segmento de la economía estadounidense que atraviesa graves dificultades.

Las instituciones que gobiernan el mercado de trabajo han fracasado también, generando la insólita e insana situación actual, en la que la remuneración horaria de los trabajadores norteamericanos se ha estancado, a pesar del incremento de su productividad.En efecto: entre 2000 y 2007, el ingreso del hogar mediano en edad laboral cayó en 2.000 dólares, un desplome sin precedentes. En ese tiempo, prácticamente todo el crecimiento económico de la nación fue a parar a un reducido número de norteamericanos ricos. Una de las razones de peso que explican este paso que va de una prosperidad ampliamente compartida a una creciente desigualdad es la erosión de la capacidad de los trabajadores para organizarse sindicalmente y negociar colectivamente.

Una respuesta natural de los trabajadores incapaces de mejorar su situación económica es organizarse sindicalmente para negociar una participación más equitativa en los resultados de la economía, y ese deseo queda bien reflejado en encuestas recientes. Millones de trabajadores norteamericanos –más de la mitad de los que no tienen cargos ejecutivos— han dicho que desean la presencia de sindicatos en su puesto de trabajo. Sin embargo, sólo el 7,5% de los trabajadores del sector privado están ahora mismo representados por una organización sindical. Y en todo 2007, menos de 60.000 trabajadores lograron una posición sindical mediante elecciones sancionadas por el gobierno. ¿Qué es lo que explica tamaño hiato?El problema es que el proceso electoral supervisado por el Comité Nacional de Relaciones Laborales ha degenerado y se ha vuelto hostil, con feroces campañas de la patronal para prevenir la sindicalización, a veces hasta el punto de incurrir en flagrante violación de la legislación laboral. Los simpatizantes de los sindicatos son rutinariamente amenazados y aun despedidos, y tienen pocos recursos efectivos para defenderse legalmente. Y aun cuando los trabajadores logren superar esa presión y votar por la presencia sindical en sus puestos de trabajo, dada la resistencia de la patronal, una de cada tres veces son incapaces de lograr contratos.

Para remediar esa situación, el Congreso está reflexionando sobre la oportunidad de la Ley de Libertad de Elección de los Empleados (EFCA, por sus siglas en inglés). Esa ley cumpliría tres propósitos: en primer lugar, daría a los trabajadores o la oportunidad de usar un mecanismo de firmas mayoritarias –instituyendo un procedimiento sencillo para que los trabajadores pudieran indicar, con sólo estampar una firma, su apoyo a la presencia sindical en el puesto de trabajo—, o la puesta en marcha de unas elecciones supervisadas por el Comité Nacional de Relaciones Laborales; en segundo lugar, triplicaría el castigo para los empresarios que despiden a sindicalistas o violan otras leyes laborales; y en tercer lugar, crearía un proceso capaz de garantizar que se dé a los empleados recién sindicalizados una oportunidad justa para obtener un primer contrato, pudiendo acudir a un arbitraje tras 120 días de negociaciones infructuosas.La EFCA reflejará mejor los deseos de los trabajadores que la actual “guerra en torno a la representación”.

La Ley rebajará también los niveles de acrimonia y desconfianza que acompañan ahora a menudo las elecciones sindicales bajo el presente sistema.Una marea creciente sólo levanta todos los botes cuando el trabajo y la patronal negocian en condiciones de relativa igualdad. En las últimas décadas, el grueso del poder negociador ha estado del lado de la patronal.

La actual recesión seguirá debilitando la capacidad de los trabajadores para negociar individualmente. Más que nunca, los trabajadores necesitan actuar colectivamente.La EFCA no es una panacea, pero restauraría cierto equilibrio en nuestros mercados laborales. Como economistas, creemos que es de vital importancia avanzar en la reconstrucción de nuestra vida económica y robustecer nuestra democracia fortaleciendo la voz del pueblo trabajador en el puesto de trabajo.

domingo, 7 de junio de 2009

La Corte Suprema y los derechos de los trabajadores- Villano invitado- La Nación Domingo 7.06.09

La CUT ha visitado la Suprema. No por el día del patrimonio histórico, por supuesto, sino para manifestar su preocupación por la jurisprudencia que desde hace un par de años desde la llegada a ese tribunal, según se supo, de un ex gerente empresarial de la época de la dictadura viene siendo francamente hostil a los derechos de los trabajadores.
¿Se trata de una actuación política y antojadiza, como acusó la prensa empresarial, de un grupo de dirigentes sindicales que, más acostumbrados a la calle que a las leyes, no sabe cómo funciona el derecho y el máximo tribunal en Chile?
Si eso es razonable, entonces, ningún chileno de calle, como el lector de esta columna, podría entonces enjuiciar lo mal o bien que lo hace el máximo tribunal de justicia en nuestro país. Y eso es absurdo y poco democrático.
En rigor, no andan tan perdidos los dirigentes de la CUT. Hace algunos años en 2005 para ser más preciso el ministro de la Suprema José Benquis señalaba en una entrevista en un diario: "Podemos tener la legislación más avanzada del mundo, pero si los tribunales interpretan esa legislación en contra de los principios que la informan como es el ‘in dubio pro operario’, y lo transforman en ‘in dubio pro empresario’, y buscan argumentos para desechar los planteamientos de los trabajadores y favorecer a los empresarios, simplemente es como si no tuviéramos legislación social. Eso en buena parte es lo que ocurre en esta corte".
Eso lo decía el ministro Benquis al momento de jubilar. Adivine de dónde. De la sala laboral de la Corte Suprema. A confesión de parte, relevo de prueba.
Para ser honestos, en los últimos años se ha registrado un brusco cambio jurisprudencial de la denominada sala laboral, el que parecería ir en una sola dirección: a favor de los empresarios. Fallos y jurisprudencia que por años algunos casos por décadas han venido a ser modificados en el último tiempo, perjudicando los derechos de los trabajadores.
Veamos un botón de muestra. Durante años la Corte Suprema había dicho que en el pago de la indemnización por años de servicios se incluía lo que al trabajador recibía por asignación de colación y movilización. Pues bien, la actual y ahora impugnada sala laboral de la Corte Suprema dio un giro de 180 grados y decidió que dichas asignaciones no forman parte de las indemnizaciones. ¿Hubo en el intertanto algún cambio legal que justificara la voltereta? Ninguno.
La visita, como se ve, entonces, no es un disparate. Sin embargo, fue objeto de una evidente hostilización por parte de los medios de prensa cercanos el mundo empresarial, dando a entender que se trataba de un intento de presión sobre los jueces.
Curiosa reacción. Lo que hicieron los dirigentes sindicales no es sino exactamente lo mismo que en Chile hacen los grandes grupos empresariales y sus corporaciones (sindicatos empresariales), con una sola diferencia relevante: lo hacen todos los días y ante todas las autoridades del país, sean judiciales, legislativas y administrativas.
No fueron Martínez ni Cuevas los que terminaron amando a Ricardo Lagos. Entre tanta reunión y cena de la industria algo de amor debe haber nacido. Pero no entre el ex Presidente y la CUT, ya que aquel nunca recibió a la dirigencia sindical en su mandato.
En el caso de los empresarios, eso sí, el nombre es más elegante: se llama "presentarse" a la autoridad, y comúnmente se hace en torno a una buena mesa la cena del año, del mes, del gremio, del día del emprendedor, etc. o en torno a un buen desayuno con frutas y café de grano . Ahí, lo quieran o no, las autoridades del país se ven obligadas a escuchar y a veces responder hasta los más mínimos requerimientos empresariales, incluso algunos planteados en términos que lindan lo ofensivo. "Déjenos trabajar tranquilos", le espetaban a Lagos antes de que naciera el amor.
¿Qué tiene de malo entonces que la CUT informe a la Corte Suprema que conoce y rechaza la jurisprudencia que una sala de ese tribunal viene emitiendo hace un par de años?
Lo que raya en la patología, en todo caso, es la actitud del diario "El Mercurio", que en su editorial se quejaba de esta "presión" sobre la Corte Suprema por parte de la CUT, acusándola de "poner en tela de juicio la independencia del Poder Judicial", en la misma semana en que ese diario había mostrado su preocupación "por el alto número de fallos a favor de los trabajadores" respecto de los jueces del trabajo de la nueva justicia laboral.
No sé si el lector entendió bien, pero yo no. Si los fallos son a favor de las empresas, es una muestra de independencia judicial; si los fallos son a favor de los trabajadores, es una tendencia preocupante que debe ser explicada. A esta altura exijo, como diría un clásico chileno, una explicación.

jueves, 4 de junio de 2009

Acerca de la ley de igualdad de remuneraciones entre hombres y mujeres- Opinión de Eduardo Caamaño


La reciente promulgación de la ley que consagra la igualdad de remuneraciones entre hombres y mujeres representa un avance desde la perspectiva de posicionar el problema de la discriminación laboral en Chile y, si es bien implementada por las empresas, correctamente fiscalizada por la Dirección del Trabajo y aplicada en su justo sentido por los Tribunales laborales, podría contribuir a erradicar algunas de las prácticas discriminatorias que afectan a las mujeres trabajadoras.

Con todo, la ley no pasará de ser una anécdota en la evolución normativa de nuestro Derecho del Trabajo, si es que no se asume el cambio cultural que el el país reclama a gritos para tomar verdadera conciencia de los estragos que ocasiona la discriminación en el empleo. Por lo anterior, entonces, el Gobierno debe necesariamente implementar acciones positivas que contribuyan a hacer efectivo el derecho fundamental a la igualdad de trato entre hombres y mujeres en todo ámbito de la vida social.En mi opinión, el principal obstáculo al que se enfrentará la nueva ley tiene que ver con la menor valoración económica que se da al trabajo femenino, dado que la sociedad sigue imponiendo exclusivamente a la mujer la responsabilidad por el cuidado de los hijos. Persiste en Chile el viejo arquetipo de “hombre proveedor y mujer cuidadora” a partir del cual se ha articulado tradicionalmente legislación laboral y las políticas sociales. Mientras ello no cambie de verdad, leyes como la recientemente promulgada quedarán limitadas a una mera declaración formal de igualdad sin avanzar a su real materialización.

Por eso se debe proponer un nuevo trato que parta de la premisa de que hombres y mujeres son proveedores y cuidadores, esto es, que a ambos les corresponde una corresponsabilidad en el empleo y frente a la familia. De lo contrario, seguiremos siendo en el fondo una sociedad injusta, negándole a la mujer su pleno desarrollo laboral y a los hombres su realización como padres. Sin perjuicio de ello, la Convención de los Derechos del Niño nos recuerda que ellos tienen el derecho a recibir el cariño y el cuidado de ambos padres. Ese es el gran desafío del siglo XXI y en Chile estamos aún demasiado lejos.