domingo, 18 de abril de 2010

El explotado de derecha- El Mostrador- 18.04.2010

No se acaba de despejar la polvareda de la tragedia, ni se terminan de derrumbar las casas que están ya desahuciadas. Y lo más importante, miles de chilenos no saben aún como van a enfrentar el invierno ante la ineficiencia del gobierno en la tarea mínima de proveerlos de un techo, cuando la Ministra de Trabajo –alumna aplicada según nos vamos enterando- comenzaba a decirnos de verdad a qué venía. O más bien por qué la pusieron ahí.
“Debemos encontrar una fórmula para reducir las indemnizaciones”, declaraba sin inmutarse un pelo. Agregaba eso sí, mejorando el seguro de cesantía –es que ya no estamos en dictadura para pasar la aplanadora-.En rigor, nadie debería sorprenderse. No iba un terremoto a paralizar la verdadera tarea de este gobierno: demoler los derechos laborales con más dedicación y apuro que el que va a poner en las casas del sur de Chile.
El explotado de derecha ha quedado así en una curiosa situación: cree de verdad que existe algo parecido a ‘la vía chilena al éxito’.
El terremoto había atrasado la agenda un rato. Pero el disimulo ha durado poco. Negocios son negocios.Y ahí es difícil no recordar lo felices que estaban los grandes empresarios de nuestro país el último 11 de Marzo. Uno de ellos llega a La Moneda. Uno que entiende como es de difícil, en este cruel mundo, ser emprendedor. Ya no sería sólo el Ministro de Hacienda como ellos, ahora, por fin, sería el mismísimo Jefe de Estado.Felicidades por ellos, que ya lo tienen todo. ¿O todavía les falta algo?
Felicidad, en todo caso, superflua. Nada amenaza en lo más mínimo el control total que de la prosperidad tiene la elite empresarial en Chile. Y esto hasta no parece mal, sino fuera porque estamos en unos de los países mas desiguales del mundo, donde la prosperidad corre a chorros generosos para pocos y a gotas delgadas para el resto.Todo dentro de la normalidad en un país al que se le acostumbró a la desigualdad. Como si fuera natural e inmodificable.
Pero donde todo se enredaba y poco se entendía, es que al mismo tiempo miles de trabajadores chilenos celebraban como suyo el triunfo de Piñera, más de alguno creyendo que por fin llegaba al poder.En Chile el 90 por ciento de los trabajadores no tiene un sindicato que lo represente. Y el 95 por ciento no negocia colectivamente. Y el salario promedio de los trabajadores chilenos es 250 mil pesos. Y cuando los despiden, sólo el 10 por ciento accede a una indemnización por término de contrato de trabajo. Además, un tercio de ellos, según la OIT, trabaja en la informalidad, esto es, no tiene ni siquiera un contrato de trabajo.
Y si las cifras son ciertas, entonces, un número importante de trabajadores que ganan poco más que el mínimo, que no tienen sindicato para que los represente y que de negociación colectiva sólo han escuchado por televisión, celebraron el triunfo del mismo candidato que sus empleadores.Como en el tango, en la misma vitrina iba la biblia y el calefón.
Una posibilidad, por cierto, es que todo sea un mal entendido de este malintencionado columnista, y que Chile, última reserva moral del mundo, haya logrado la cuadratura del círculo: que los explotados y los emprendedores celebren la misma causa. El sueño comunista de mano del empresario neoliberal.
O la otra, más realista, qué duda cabe, es que en Chile desde hace mucho tiempo se ha generado un nuevo tipo de trabajador: el explotado de derecha.
El poder hegemónico de los medios y su exaltación a la riqueza y el culto al emprendimiento han calado hondo en nuestros trabajadores, que han creído que vivir con poco y en malos trabajos es parte del sacrificio para un mañana que el capitalismo chileno promete tentador. Pero que a todo esto nunca llega.El explotado de derecha ha quedado así en una curiosa situación: cree de verdad que existe algo parecido a ‘la vía chilena al éxito’. No sabe, que en una sociedad tan desigual como la nuestra ese es un cruel espejismo.La alegría, en todo caso, se diluirá luego para nuestro explotado de derecha.
Pronto comprobará lo que se le viene: le eliminarán o rebajarán su indemnización por años de servicios, le aumentarán su jornada laboral, le podrán más trabas para organizarse y negociar colectivamente, y por si fuera poco, le deshuesarán la Inspección del Trabajo.
Es el mundo soñado de su nuevo Presidente y de sus eficientes ayudantes que –como la Ministra del Trabajo- han comenzado a mostrar sus talentos.
Y todo gracias a una palabra que nuestro querido explotado ni siquiera entendía ayer cuando celebraba el triunfo del cambio: la flexibilidad laboral.
Y ahí nuestro explotado de derecha sabrá con amargura que el “juntos” del cambio nunca fue –como no lo ha sido en toda nuestra historia- efectivamente “un juntos”.
Sino que siempre ha sido “ellos” y el resto.

9 comentarios:

  1. Excelente columna profesor. Al margen del planteamiento que hace, creo que esta es una oportunidad para que quienes celebraron ese 11 de marzo entiendan la lógica en la que actúa este enriquecedor sistema neoliberal, lleno de oportunidades de emprendimiento, de libre competencia y de igualdades personales. No creo que después de la extinción de la negociación colectiva y de la pérdida de todos los derecho laborales de los que gozan hoy en día, que son los menos, sigan creyendo que esta forma de administrar los recursos de todos los chilenos y de gobernar esta retrograda sociedad sea fundamento para que continúen en el poder. Creo que tenemos 4 años para combatir con la ignorancia que genera nuestra educación pública, tarea no menor, que nos dará las bases para un futuro relativamente más digno, “mas mejor”.

    Saludos profesor.

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  2. ¿Y qué hizo el gobierno de la Bachelet por aquellos trabajadores que también celebraron su investidura? El explotado al final nunca será de derecha o izquierda, si no que simplemente un explotado por la única clase que predomina en Chile, que es la empresarial. El poder económico se transforma en la voz en off de nuestras vidas, que no podemos distinguir ni individualizar, pero que sabemos que mete las manos en todo y en todos nosotros. La única diferencia que habrá desde marzo del 2010 a marzo del 2014 es que, por ese feliz lapso de tiempo (para ellos), aquellos que controlan el poder económico controlarán también el poder político, entendiendo el poder político en términos Weberianos (Como monopolio de la fuerza física legítima). ¿Qué implica esto? Algo muy sencillo: La aplanadora. Si antes había que invitar a Ricardo Lagos a comer a casa piedra para venderle la cuchufleta, o celebrar la simpatía y amorosidad de la Bachelet, ahora bastará con un llamado telefónico a la moneda y listo, como quien llama a su hermano pidiéndole que traiga el licor para la fiesta de la noche.

    Lo único trágico, lo único realmente doloroso de todo esto es algo que ud ya planteó: El status quo que se ha introducido a nuestra sociedad como el peor de los venenos, haciendonos creer que las cosas son así de forma irremediable. Y es eso precisamente lo que creen los trabajadores en este país, y el común de los Chilenos. ¿De qué vale negociar colectivamente si, con 5 lucas más que me de el empleador cada 6 meses, me alcanza para comerme un asado con los amigos? ¿De qué sirve entrar al sindicato si eso va a implicar un posible despido, y a su vez ingresar a las cada vez más comunes listas negras? ¿De que sirve la huelga si van a reemplazarme durante ese periodo de tiempo, y muy posiblemente de forma permantente?. La cultura del trabajo se perdió, y ante eso poco que hacer. No vale la pena intentar crear conciencia teniendo toda una maquinaria comunicacional que va a desbaratar lo que queramos aportar.

    En fin. La única reflexión que puedo hacer es que la sociedad Chilena de ahora es tan desigual y maldita que hace 150 años. Es cómico como podríamos adecuar la estructura social actual a un libro de Alberto Blest Gana, y percatarse que practicamente nadie a cambiado, salvo que aquel latifundista que tenía su despacho en la casona del campo ahora tiene oficina en el el golf.

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  3. Felipe:

    No creo que el objeto del artículo sea plantear una diferencia entre la derecha y la concertación y digo “concertación” porque polarizas las tendencias entre derecha e izquierda, lo que creo es un error ya que de izquierda la concertación tiene poco y nada. Tampoco creo que el fin sea plantear que el gobierno de Bachellet hizo algo por los trabajadores que por ella votaron. Sin embargo ya que la invitas al baile yo me encargo de sacarla a bailar y en un par de piezas te aclaro qué hizo para cambiar la realidad laboral. La ex presidenta, que para ti no hizo nada, genero cambios muy importantes en dicho ámbito toda vez que durante su mandato se construyeron cerca de 1000 salas cunas, lo que le permite a los padres, y en particular a la madre, volver al mercado laboral y ser un aporte considerable en la economía familiar, lo que también contribuye a la disminución de la cesantía gracias a los trabajos que las 1000 salas cunas generan.

    Por otro lado, durante su mandato, se crearon cerca de 170 Centros Comunitarios de Salud Familiar, lo que nuevamente genera un cambio radical en la economía de una cantidad no despreciable de chilenos. Otro punto importante, con respecto al gobierno de Michelle Bachellet, es que creó la importante suma de 36 centros de atención primaria oftalmológica. Y nuevamente se produce el fenómeno ya explicado en líneas anteriores en que una cantidad de personas, además de reducir sus gastos en salud, tiene más oportunidades de conseguir trabajo por estas nuevas opciones laborales. Creo que también construyo más de 10 hospitales lo que una vez más repercute en el bolsillo del chileno medio que no tiene más remedio que asistir a ellos. Y por último, a pesar de que puedo continuar con los avances de la ex presidenta, te recuerdo que agregó una serie de enfermedades al AUGE, que son típicas en la sociedad chilena, con atención gratuita y de calidad. En consecuencia podríamos decir que sin hacer cambios en la ley laboral ayudo mucho al bolsillo del trabajador que voto y que no voto por ella.


    ...

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  4. Mi intención no era hablar de los avances en materia laboral del gobierno anterior pero creí necesario hacer las aclaraciones ya expuestas. Con respecto a tu opinión, primero dices que “el explotado al final nunca será de derecha o izquierda, sino que simplemente un explotado por la única clase que predomina en Chile, que es la empresarial” y concuerdo contigo pero en líneas posteriores planteas que “la única diferencia que habrá desde marzo del 2010 a marzo del 2014 es que, por ese feliz lapso de tiempo (para ellos), aquellos que controlan el poder económico controlarán también el poder político”. Si identificamos a la derecha como el oficialismo que, además de tener el poder político, tiene el poder económico, podemos también decir que quienes tienen el poder económico (las empresas) son la derecha. Es un silogismo:

    P1: La clase empresarial controla el poder económico.
    P2: El poder económico es controlado por el oficialismo.
    P3: El oficialismo es la clase empresarial.

    Que nos lleva a otro silogismo:

    P1: Al trabajador lo explota la clase empresarial.
    P2: La clase empresarial o “el poder económico” es la derecha (el oficialismo)
    P3: Al trabajador, según lo que tú dices, lo explota la derecha. (el oficialismo)

    Esto demuestra una contradicción en tu opinión ya que dices que el explotado no es de derecha ni de izquierda si no que lo explota la clase empresarial que es aquella que tiene el poder económico.

    Obviamente no sólo existe el “explotado de derecha”. Pero el escenario que plantea el profesor, creo yo, es para ese trabajador que celebro, al igual que su empleador, el triunfo del actual presidente y que durante el pasar de los días se dará cuenta que lo que, ese carismático hombre que a todos sonríe, prometió no eran más que palabras vacías de contenido y realidad. Es ese trabajador, el explotado de derecha, el que verá como sus sueños de emprendimiento motivados por el sistema neoliberal no serán más que un sueño del que ya será necesario despertar para enfrentar su cruda realidad. Para mi es el explotado de derecha simplemente porque el explotado del centro o de izquierda ya veía venir este problema y no hizo más que congelar sus aspiraciones para cuatro años más en que vera ,quizás, otra oportunidad para sacar del congelador sus deseos e intentar su materialización en el mercado laboral.
    Por último dices que el “satus quo que se ha introducido en nuestra sociedad como el peor de los venenos, haciendonos creer que las cosas son así de forma irremediable.” y del cual te abstraes al plantear que es “eso precisamente lo que creen los trabajadores en este país, y el común de los chilenos”, y a pesar de identificar el problema terminas tu opinión con una frase de “aquellas” en la que dices que “la cultura del trabajo se perdió, y ante eso poco que hacer. No vale la pena intentar crear conciencia teniendo toda una maquinaria comunicacional que va a desbaratar lo que queramos aportar”. Es difícil leer una opinión que identifica una serie de problemas, que se abstrae de ellos y que luego de una serie de argumentos los asume como si en sus palabras no existiera consecuencia con su realidad. Te haces parte de “el común de los chilenos” que no cree que esto pueda cambiar. Y bueno, entonces qué más da…

    Saludos y espero no te dejes influenciar.
    Saludos profesor.

    Eduardo C.

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  5. No creo que los silogismos tengan alguna cabida en este debate. Parece más una verborrea de manual que poco y nada dice sobre el problema de fondo.

    Sobre la Bachelet: todos aquellos avances que mencionas son las pildoritas clásicas de los llamados países en "vías de desarrollo" que tienden a hacer cargo de las problemáticas sociales, pero hasta por ahí no mas. En esto último Bachelet fue sumamente deficiente, ya que si bien tuvo avances importantes en otras materias (Y, que basándonos en una teoría sistémica, obviamente irradian la vida del trabajador común y corriente), lo que concierne a lo estrictamente laboral fue deficitario. NUNCA escuché a la Bachelet hablar sobre reformar la negociación colectiva de Chile, fortalecer los sindicatos, aumentar las facultades de la inspección el trabajo, etc etc etc. Más aún, la única gran reforma dentro del gobierno de Bachelet fue la nueva justicia laboral, que como sabemos es un proyecto de la era lagos, y que tuvo la recepción y continuidad que debía tener por parte del gobierno de la ex presidenta.

    No hay que ser ilusos en esto. No porque ahora tenga un consultorio más cerca de mi casa, y por ende invierta menos tiempo y dinero en salud, la mejora que tendré en mi calidad de vida será sustancial. Tener un colegio en cada barrio, por ejemplo, no significó una mejora sustancial, ya que nadie se hizo cargo de la calidad de educación otorgada a los estudiantes de los colegios subvencionados y municipales, lo que trae como consecuencia que hoy en día exista una fábrica de ignorantes en cada barrio más que un colegio propiamente tal. Así mismo las salas cuna pueden ser un buen avance en materia de los derechos de la mujer, pero por otro lado no se promulgaron leyes importante durante el gobierno de Bachelet respecto a la no discriminación de las mujeres en el ámbito laboral.

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  6. Es sí como nuestra sociedad avanza y toma, como tú, estas pildoritas como señales de mejora real, en situación que no atacan el problema de fondo, que es el que le compete a todos los ámbitos de la sociedad: La profunda desigualdad que existe en nuestro país.

    Volviendo a una de tus críticas, yo jamás mencioné que la clase empresarial fuese de derecha. Hice la separación como se suele hacer en ciencia política (Identificando el poder político, moral, y económico) porque me parece lo más sensato a final de cuentas. Si bien gran parte del empresariado es de derecha, existen ciertas particularidades, ciertos empresario o grupos empresariales que han sido más afines a la concertación que a la derecha (¿será por la displicencia en materia laboral?), y el gran ejemplo de esto es el grupo Luksic, que durante los últimos años se ha puesto con las lucas para las campañas parlamentarias, de alcaldes, e incluso presidenciales de la concertación.

    Ahora, sí reconozco que no ahonde demasiado con respecto a la idea del trabajador explotado a secas, sin ser de derecha o izquierda. Yo aquí sencillamente acudo a la realidad incuestionable a estas alturas: la escasa participación política en nuestro país. Puedes hacer el intento, pero te digo desde ya que encontrar dentro del común de los Chilenos a personas que se identifiquen con un sector político es sumamente complicado, ya que, por desgracia, muchas personas actúan bajo lo que en ciencias políticas se llama "teoría de la elección racional" (que como poder advertir, el puro nombre indica un fuerte componente neo-liberal en esta teoría), ya que la decisión sobre para quien va a ir el voto se toma, en la mayoría de los casos, en base a lo que cada candidato me ofrezca, independiente de la postura política. Piñera, siendo un farsante de primera, ofreció 2 o 3 cosas fundamentales: Una cara nueva (basándose en tesis de una calidad inexpugnables, como el desalojo de Andrés (H)Allamand), combate a la delincuencia, y, muy importante, mejoras laborales. Bastó eso, y asunto cocinado.

    Para finalizar, mi pesimismo tampoco va en términos absolutos (Lo hice en honor a la brevedad mas bien). Creo profundamente que existe la posibilidad de cambio, pero si el gobierno que se suponía más de izquierda no hizo NADA por los trabajadores (Insisto, directamente, en materias como negociación colectiva, fomento a los sindicatos, mejoras al contrato de trabajo, etc.) el panorama se vuelve muy sombrío, y bajo el yugo de un gobierno de derecha cambiar el status quo que se ha impuesto es francamente difícil.

    Veremos que pasa en el futuro. Ojala mis especulaciones queden en la nada algún día.



    Felipe.

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  7. Con respecto a la verborrea de manual te recuerdo que los silogismos tú los planteaste. Quizás inconscientemente. Basta leer tu opinión para darse cuenta. En cuanto a los avances de Bachellet estoy completamente de acuerdo con que no realizo ningún cambio en materia laboral estricta, de hecho hago ese alcance en mi opinión anterior. Solo te plantee una serie de matices que la hace dejar esa categoría en la que se encuentran aquellos que no hicieron absolutamente nada con respecto al trabajador ni en cuanto a la legislación laboral y ni a la vida diaria. Tal vez para ti no tener que pagar en locomoción para llegar al consultorio no sea un gran esfuerzo pero te recuerdo que, como plantea Ugarte, el salario promedio de un trabajador es de 250 mil pesos. En esas condiciones de vida no creo que no sea un cambio importante el ahorro de, quizás, una mínima parte del presupuesto, pero es un ahorro al fin, que de una u otra manera ayuda y más aun ahora que el precio de la locomoción colectiva esta cerca de los 500 pesos por pasaje. Claramente esto no tiene nada que ver con la legislación laboral pura, pero ya la deja un paso más adelante que otros. El ejemplo de los colegios está claramente fuera de contexto ya que el problema real en esa situación no es la cercanía o la facilidad de llegar a él sino que la calidad de la educación que éste pueda impartir, lo que nos lleva a un análisis distinto. Las salas cunas cumplen con el objeto que te mencione, nada más ni nada menos que eso. No se hicieron cambios en cuanto a la discriminación de la mujer, es verdad, pero tampoco lo mencione.
    Con respecto a las pildoritas que me tomo, no me queda más que pedir que leas y que vuelvas a leer mi opinión ya que en ningún momento dije que los cambios realizados atacaban el problema de fondo, solo los identifico como una realidad que hace que la ex presidenta haya hecho, por lo menos, un mínimo cambio.
    Con respecto a las distinciones del empresariado y las posturas políticas que estos tengan yo solo me limite a plantear el error de tu exposición, explicada en el silogismo, ya que planteas que el trabajador es explotado por el empresariado, que el empresariado es el poder económico y que el poder económico lo maneja el actual gobierno y como el gobierno es de derecha, el explotado es de? DERECHA. Vuelvo a pedirte que leas tu opinión y te darás cuenta de esto. Por otro lado yo me preocupo de proponer que el explotado no es sólo de derecha pero que era éste el que deberá despertar del sueño para enfrentarse a la cruda realidad que su candidato le ofrecerá.
    Por último creo que es necesario, nuevamente, hacer un alcance en cuanto a que ese “gobierno de izquierda” del que tu hablas no era de izquierda, de hecho era casi tan neoliberal como el actual.

    Saludos.

    Eduardo C.

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  8. Intereseante debate. Pero creo que estan mas de acuerdo de lo que parece: la izquierda chilena no le preocupa la igualdad sino de la pobreza. Y en eso son muy parecidos a su vereda del frente.

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  9. Si profesor, estoy de acuerdo en mucho de lo que plantea Felipe. Pero creo que hay que ser más claro para dar opiniones. Son temas relativamente sensibles, sobre todo si giran en torno al trabajador. Hay que intentar opinar y argumentar con conocimiento de causa y creo que en eso Felipe se cae. Por eso las aclaraciones que plantee las creo necesarias. Es un tema delicado. Debemos ser objetivos.

    Saludos profesor.

    Eduardo Castillo.

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