tag:blogger.com,1999:blog-49538713047295310142024-02-06T19:09:51.329-08:00Visceralismo laboral - de corazones sangrantes y razonamientos debiles-"El Plan Laboral en Chile fue un
esfuerzo por soñar cosas que nunca fueron y realizarlas.
La normativa laboral chilena fue hija de corazones sangrantes y de razonamientos débiles".
Jose Piñerajluchttp://www.blogger.com/profile/03816016928338726847noreply@blogger.comBlogger159125tag:blogger.com,1999:blog-4953871304729531014.post-45435907044517606642013-09-16T22:10:00.001-07:002013-09-16T22:10:31.943-07:00Entrevista José Luis Ugarte<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
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<a href="http://www.monitoreolaboral.cl/Proyecto_Coyuntura/index.php?option=com_content&view=article&id=77:entrevista-jose-luis-ugarte&catid=37:entrevista&Itemid=60">http://www.monitoreolaboral.cl/Proyecto_Coyuntura/index.php?option=com_content&view=article&id=77:entrevista-jose-luis-ugarte&catid=37:entrevista&Itemid=60</a></div>
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<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEia8wEZz7agaQD1GxN4VMD9ZpQaNE-YyCeJ22qUSAu6BFF2L2cHqlVxnqZgHOF2rldQSsidNjQtmM6WAeedjDtceGSICSUyKrZlocJdvjVzOleVIl5w4dPGlNihi93MUubNii4D7w6taI3z/s1600/jose-luis-ugarte01.gif" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="229" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEia8wEZz7agaQD1GxN4VMD9ZpQaNE-YyCeJ22qUSAu6BFF2L2cHqlVxnqZgHOF2rldQSsidNjQtmM6WAeedjDtceGSICSUyKrZlocJdvjVzOleVIl5w4dPGlNihi93MUubNii4D7w6taI3z/s320/jose-luis-ugarte01.gif" width="320" /></a></div>
<br />jluchttp://www.blogger.com/profile/03816016928338726847noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4953871304729531014.post-17076553405410227892013-04-10T15:58:00.001-07:002013-04-10T15:58:41.218-07:00El té inglés y las nanas desleales -El Mostrador 10.04.2013<div style="text-align: justify;">
Estaba decepcionada Matthei. Y mucho parece.</div>
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¿La razón? Según cuenta una nota periodística de El Mercurio por el impactante hecho de ver a una dirigente del Sindicato de trabajadoras particulares esperando la llegada de Bachelet.</div>
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Y eso la habría afectado profundamente. “No lo podía creer”, cuenta la nota.</div>
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La decepción tendría sabor de deslealtad. La ministra había trabajado “codo a codo” con ese sindicato para elaborar un proyecto de ley que rebajaba su jornada de trabajo, una “vieja aspiración” de ese gremio. Que, como era de esperar, la Concertación no había saldado.</div>
<div style="text-align: justify;">
¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI en una sociedad que se cree ad portas al desarrollo un grupo de trabajadoras de las más débiles del sistema, tenga por ley una jornada que vulnera todos los estándares internacionales, especialmente el Convenio 189 de la OIT, y que deban, además, esperar 2 años adicionales desde aquel indeterminado momento en que dicha ley se reforme?Fuera del tono paternalista y siútico de la nota —destacando como hecho relevante que las nanas fueran recibidas en “su propia casa” por Matthei y que el té fue servido en “loza inglesa”, que se usa solo para “ocasiones especiales”, con “tapaditos preparados por la propia Ministra”—, el actuar de Matthei ha sido un despropósito.</div>
<div style="text-align: justify;">
Primero, por la idea de la política que su enojo supone. Vieja y trasnochada idea de que los ciudadanos, especialmente los más postergados, deben “agradecer” la gestión de los políticos y no traicionar su lealtad con sus votos.</div>
<div style="text-align: justify;">
¿En qué noble y democrática noción de la política ubica Matthei la idea de que los ciudadanos le deben lealtad por el sencillo hecho de cumplir con su función pública?</div>
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Tiempos de latifundio le llamaban, cuando el inquilino debía agradecer los gestos bondadosos del patrón, ahora en forma de canapés de jamón y queso y tecito inglés.</div>
<div style="text-align: justify;">
Y segundo, por la autocomplacencia en la que se suele mover buena parte de la clase política chilena y en este caso, la propia Matthei. </div>
<div style="text-align: justify;">
La gestión que la ministra exige se le agradezca con lealtad política no es un resultado concreto ni nada que se le parezca. No es una ley, sino un proyecto de ley. O sea un proyecto que quizás, no vea la luz en muchos años más. </div>
<div style="text-align: justify;">
Y eso es demasiado poco, Evelyn, para exigir tan alto precio.</div>
<div style="text-align: justify;">
¿Qué no lo hicieron en los tiempos de la Concertación? </div>
<div style="text-align: justify;">
Superar a los ministros del Trabajo de la Concertación no da ni para mérito. Y mucho menos para lealtad. </div>
<div style="text-align: justify;">
En rigor, este asunto da para pura vergüenza política transversal.</div>
<div style="text-align: justify;">
Ello, porque la demanda de esas trabajadores —postergadas donde las haya— no es un desvarío de un grupo de lobbistas en busca de un privilegio que merezca ser especialmente agradecido. No se trata de los dueños de las Isapre ni de las AFP intentando defender el modelo de salud ni previsional.</div>
<div style="text-align: justify;">
Todo lo contrario. Se trata de una deuda que debería más bien dar vergüenza: la ley permite que las trabajadoras de casa particular trabajen hasta 11 horas diarias —66 horas semanales—, una jornada que recuerda la explotación de principios de siglo. Pero del siglo pasado.</div>
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Y que a todo esto, en el caso de la propuesta por la que Matthei exige tanta lealtad, recién se hace rebajable a 45 horas de jornada semanal, como el resto de los mortales, dos años después de aquel día que entre en vigencia la ley.</div>
<div style="text-align: justify;">
Sí, tal como lo leyó, dos años después de aprobada la ley.</div>
<div style="text-align: justify;">
¿Cómo es posible que en pleno siglo XXI en una sociedad que se cree ad portas al desarrollo un grupo de trabajadoras de las más débiles del sistema, tenga por ley una jornada que vulnera todos los estándares internacionales, especialmente el Convenio 189 de la OIT, y que deban, además, esperar 2 años adicionales desde aquel indeterminado momento en que dicha ley se reforme?</div>
<div style="text-align: justify;">
Y que, por si fuera poco, a los ojos de Matthei deban dar las gracias.</div>
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Muy fuerte, hay que reconocerlo.</div>
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En rigor, a estas trabajadoras de casa particular nadie debería exigirles lealtad por nada.</div>
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Más bien se les debe una disculpa y un prudente silencio, ese que produce la vergüenza por tantos años de exclusión y olvido. </div>
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jluchttp://www.blogger.com/profile/03816016928338726847noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4953871304729531014.post-25969934426212085702013-04-02T07:17:00.001-07:002013-04-02T07:17:25.049-07:00MODICA, Isidoro 1897<div style="text-align: justify;">
"Es evidente que el obrero, aunque libre e igual ante la ley, se ecnuentra a merced de las estipulaciones fijadas por el contrato de trabajo y por consiguente, está necesariamente obligado a sucumbir ante ellas. La libertad ilimitada entre seres desiguales no significa mas que la libertad del mas fuerte para oprimir al más debil, o sea la negación de la misma libertad". </div>
jluchttp://www.blogger.com/profile/03816016928338726847noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4953871304729531014.post-55808173350084859942013-01-15T10:28:00.001-08:002013-01-15T10:28:02.559-08:00Los paros buenos - El Mostrador 9.01.2013<div style="text-align: justify;">
Lo que en estos días vimos no es nuevo. Un grupo de personas ejerciendo su derecho a protestar, amparados en la libertad de expresión y el derecho a huelga entendido en un sentido amplio.</div>
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Y como antes, se afectó el derecho de terceros de circular.</div>
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Es que los dueños de camiones decidieron realizar un paro y cortar en diversos lugares la Panamericana, provocando innumerables trastornos a terceros inocentes que, lamentablemente, fueron víctimas de un reclamo gremial que les era ajeno.</div>
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Hasta ahí nada nuevo bajo el sol. Pero también hubo cosas que nunca antes vimos.</div>
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No vimos, esta vez, a las autoridades de Gobierno molestas por los daños y molestias causadas a terceros inocentes. Ni al ministro Larraín calculando cuantos dólares perdió la economía chilena por los atrasos en el transporte.</div>
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Ni generales hablando del orden público, ni diputados UDI pidiendo —con la histeria propia de señora de Cema Chile en otros tiempos— mano dura y aplicación de la Ley de Seguridad Interior del Estado.</div>
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De hecho, ni vimos a la hoy inefable ministra Pérez apurada en calificar a la protesta de ilegal, porque nadie pidió la autorización del Intendente, como tantas veces le vimos exigir enérgicamente antes.</div>
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Vimos todo lo contrario. Harta comprensión y hasta algo de ternura.</div>
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La de Matthei por ejemplo. Olvidó su personaje por un rato y dijo sentir simpatía por los dueños de camiones. Y Chadwick dijo que era “algo positivo”. Y el ministro del ramo —un señor Mayol— dijo, como quien justifica las travesuras de los amigos, que “eran solo unas horas, no creo que cause mayor trastorno”.</div>
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Y es que ahora lo vamos entendiendo. Hay paros buenos y paros malos.</div>
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¿Cuál es la razón —a ojos de todos estos personajes— que explica la diferencia cuando se trata de los dueños de los camiones, que cuando se trata de estudiantes, trabajadores y/o pobladores que hacen exactamente lo mismo?</div>
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No es difícil apuntarlo. Se trata de los dueños de camiones —no de sus choferes— y por tanto, de un sector con amplias vinculaciones con los sectores políticos del gobierno.</div>
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Es parte de la elite empresarial que —paradoja mediante— hace una huelga. Y nadie se apura en calificarla de ilegal.</div>
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<br /></div>
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Es un paro bueno y lo es por razones ideológicas. Porque las ideas que esos dueños de camiones defienden son básicamente las mismas que sostiene el gobierno en esta materia.</div>
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No es un paro que busque cambiar algo de la realidad por un sueño o un ideal o por más inclusión. Es todo lo contrario: es para ponerle dientes a la realidad. Lo que los dueños de camiones buscan es más seguridad entendida como más carabineros, más vigilancia y como lo decían sus dirigentes, más “mano dura”.</div>
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De ahí que el doble estándar del gobierno no sorprenda.</div>
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Lo verdaderamente importante es el efecto de moral pública que todo esto tiene. Será difícil en el futuro volver a soportar el gimoteo del “orden público” y de los “terceros inocentes” cuando las protestas no sean de las ideológicamente buenas —la de los dueños de camiones— y se trate de aquellas que son de las malas —la de los choferes de camiones y la de los estudiantes—.</div>
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Desde ahora todos los paros serán buenos.</div>
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Y el mismo derecho a protestar que ha servido a los estudiantes para mostrar sus demandas y a tanto trabajador para denunciar las condiciones laborales miserables en que laboran, está ahora al servicio de los dueños de camiones, latifundistas y terratenientes.</div>
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<br /></div>
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No habrá eso sí, desde el punto de vista público, palos y leyes para unos, y empatía y comprensión para otros. Desde ahora seremos iguales ante la ley.</div>
<br />
jluchttp://www.blogger.com/profile/03816016928338726847noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4953871304729531014.post-81641552753778082062012-12-11T08:16:00.003-08:002012-12-11T08:16:56.092-08:00Días de huelga- El Mostrador 7.12.2012<div style="text-align: justify;">
Huelga en TVN. Huelga en Salud UC y antes en Cencosud. Y así una larga lista de empresas que se presentan a los ojos públicos como ejemplares, pero en las que sus trabajadores parecen no opinar lo mismo.</div>
<div style="text-align: justify;">
Y es que un fantasma parece que comienza a recorrer las empresas grandes en Chile: la huelga.</div>
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¿Es posible que la primavera social —especialmente la protesta estudiantil— por fin haya contagiado a los trabajadores chilenos, moviéndolos a poner en cuestionamiento el modo en que se ha trabajado en los últimos años, especialmente el escandaloso reparto de las utilidades empresariales?</div>
<div style="text-align: justify;">
¿Se acerca ahora el fin del modelo por el costado de los trabajadores?</div>
<div style="text-align: justify;">
De partida, razones tienen de sobra. El modelo laboral chileno es el mismo de la dictadura y ya lo hemos dicho antes, el último día de gobierno de la Bachelet habían menos trabajadores —proporcionalmente— sindicalizados y negociando colectivamente que el último día de Pinochet.</div>
<div style="text-align: justify;">
Pero, hay que apuntarlo de inmediato, sería rarísimo. Los trabajadores de nuestro país lo tienen todo en contra. El modelo económico —como lo explicaba uno de sus ideólogos José Piñera— considera una participación paupérrima de los trabajadores en las empresas: el salario y punto.</div>
<div style="text-align: justify;">
Nada de huelgas, negociación colectiva, sindicatos y otras rarezas marxistas.</div>
<div style="text-align: justify;">
La huelga —cito las palabras de los redactores de la ley aún vigente cuando la Junta Militar hacia de legislador— es una institución “antigua” y “pre-moderna” “propia de los malones araucanos”.</div>
<div style="text-align: justify;">
Tal como leyó.</div>
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Y vamos a ser honestos, esa lógica de exclusión de la participación y la criminalización del conflicto laboral ha penetrado imperceptiblemente en los propios trabajadores.</div>
<div style="text-align: justify;">
¿Por qué los trabajadores chilenos son los únicos en el mundo que tienen que salir —como quien busca disipar la sospecha de lo ilícito— declarando a todo el mundo que su huelga es “legal”?</div>
<div style="text-align: justify;">
Raro, si nadie se los está preguntando y si, por lo demás, es un derecho fundamental reconocido en tratados internacionales vigentes en nuestro país (artículo 8 del Pacto de Derechos Económicos, Sociales y Culturales).</div>
<div style="text-align: justify;">
La respuesta es sencilla: temor. Y vaya que justificado.</div>
<div style="text-align: justify;">
No existe otro país del mundo capitalista occidental —ni hablar de la OCDE— donde los trabajadores deban enfrentar un entorno más hostil que los chilenos al ejercer este derecho.</div>
<div style="text-align: justify;">
Partamos por la ley. Chile tiene en esto un mérito único en el mundo: permite el reemplazo de los trabajadores en huelga, lo que, como es fácil advertir, es la negación de la misma huelga.</div>
<div style="text-align: justify;">
De hecho, nadie podría discutir que en Chile hablar que los trabajadores tienen derecho a huelga —cuando la empresa puede seguir funcionando normalmente— es, sencillamente, una perversión del lenguaje.</div>
<div style="text-align: justify;">
A ese entorno legal agresivo, se suma un ambiente cultural tan hostil como la ley.</div>
<div style="text-align: justify;">
De hecho, un absoluto éxito del modelo de la dictadura ha sido asignar un sentido emotivo a las palabras sindicalista y huelga, que ha terminado calando en buena medida a los propios trabajadores. La primera se asocia a alguien conflictivo que viene a enturbiar la paz social de la empresa. La segunda es una acción de agresión de los trabajadores a sus empleadores que algún modo traiciona la lealtad mutua que se debían.</div>
<div style="text-align: justify;">
¿En cuantas escuelas en Chile se estará tratando despectivamente de sindicalistas a niños que intentando organizarse para ejercer derechos, formando desde ya el carácter autoritario de las relaciones laborales en nuestro país? ¿En cuánto colegio se estará dando a entender que autoridad es sinónimo de mando sin cuestionamientos y que la lealtad equivale a obedecer ciegamente las instrucciones del que manda?</div>
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Por último, hay que decirlo, el movimiento sindical chileno ha tenido escasa imaginación a la hora de utilizar la huelga como acción de conflicto.</div>
<div style="text-align: justify;">
El Plan Laboral —el Código del Trabajo vigente desde la dictadura— ha sido enfrentado con escasa creatividad: la huelga ha sido considerada en su forma más tradicional como suspensión total y continuada de la prestación de servicios.</div>
<div style="text-align: justify;">
Al parecer, sin embargo, algo comienza a cambiar. De profundizarse este naciente movimiento de huelga —y las razones seguirán ahí mientras más de la mitad de los trabajadores asalariados en Chile gane menos de 250 mil pesos—, los trabajadores chilenos deberían soltar amarras.</div>
<div style="text-align: justify;">
Y asumir, como ocurre en otras latitudes, que la huelga es mucho más de lo que siempre le dijeron que era. Que ella tiene muchas modalidades: la de solidaridad —aquella huelga que va en apoyo de otra huelga—, la de celo o reglamento —el trabajo se somete a un cumplimiento en detalle de la reglamentación de seguridad lo que lo vuelve menos productivo—, la de brazos caídos —el trabajo se presta a un ritmo productivo inferior al normal—, la huelga relámpago —el trabajo se interrumpe por un momento de corta duración—, la huelga rotativa —se paraliza el trabajo por turnos sin interrumpir el total de la producción—, etc.</div>
<div style="text-align: justify;">
¿Lo más interesante de todas estas huelgas no tradicionales?</div>
<div style="text-align: justify;">
No existe ninguna regla legal en Chile que las prohíba y son manifestaciones legítimas de ese derecho fundamental tan olvidado.</div>
<div style="text-align: right;">
<br /></div>
jluchttp://www.blogger.com/profile/03816016928338726847noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4953871304729531014.post-11829589538611883222012-12-11T08:11:00.001-08:002012-12-11T08:11:54.277-08:00Mexico: clases en la UABC- Mexicali<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdh33ZwtoN9YsMB3SHBOeMA3Bhq784qj3XP_WL5gYbNrCQepn_ccKOGVVXoxhiRjz2dxZRcUyEsFV7cV1s-jIwJg2EaVZlPI8vF-05e_9zmdZ-ocRiJ0dHbSkEBP4x8UOKLOMSQOrqvbwy/s1600/CLASES+MEXICO.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img bea="true" border="0" height="240" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdh33ZwtoN9YsMB3SHBOeMA3Bhq784qj3XP_WL5gYbNrCQepn_ccKOGVVXoxhiRjz2dxZRcUyEsFV7cV1s-jIwJg2EaVZlPI8vF-05e_9zmdZ-ocRiJ0dHbSkEBP4x8UOKLOMSQOrqvbwy/s320/CLASES+MEXICO.JPG" width="320" /></a></div>
jluchttp://www.blogger.com/profile/03816016928338726847noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4953871304729531014.post-64814916059349733992012-11-02T07:16:00.002-07:002012-11-02T07:16:37.943-07:00A veces -casi siempre- tanta razón<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjte63qwrO3GUkos2iLwkAinhbM4tQLjFbqBQrM_PX5EX7RZ4W5CgUJvxUbYN58d8qLSvFojC-sY4C3co5hoWaoWXdzHsxgtQLvDAGPW2x59XPg9v6WGG6Dml-MqeQIplANcxc935CFfJg5/s1600/fxic.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="204" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjte63qwrO3GUkos2iLwkAinhbM4tQLjFbqBQrM_PX5EX7RZ4W5CgUJvxUbYN58d8qLSvFojC-sY4C3co5hoWaoWXdzHsxgtQLvDAGPW2x59XPg9v6WGG6Dml-MqeQIplANcxc935CFfJg5/s320/fxic.jpg" width="320" /></a></div>
<br />jluchttp://www.blogger.com/profile/03816016928338726847noreply@blogger.com3tag:blogger.com,1999:blog-4953871304729531014.post-43596088618060143082012-10-18T14:16:00.001-07:002012-10-19T07:51:25.223-07:00Un rayo de sol<div style="text-align: justify;">
Tribunal Constitucional: el artículo 25 del Codigo del Trabajo - que establece que los tiempos de espera no son jornada de trabajo- vulnera el principio de protección constitucional.Ver sentencia en Rol 2197-12 <a href="http://www.tribunalconstitucional.cl/">www.tribunalconstitucional.cl</a></div>
<div style="text-align: justify;">
Los interesados escribanme para enviarles el informe en derecho respectivo. Precio? Una copa de vino.</div>
<br />
<br />jluchttp://www.blogger.com/profile/03816016928338726847noreply@blogger.com5tag:blogger.com,1999:blog-4953871304729531014.post-10205890206584620692012-10-16T11:39:00.002-07:002012-10-16T11:39:44.350-07:00Congreso Mundial de Derecho del Trabajo y la Seguridad Social, Santiago 25 al 27 de Septiembre 2012<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyXFw-okp8evCZZc1wwmGycALPLM2Lzp2Ku8Et81AI3ay5R4YAvxFwNDy8Nn8_8vJX4k68XYK6jGk6Ohl4bJxcMjuK5T8qwh_Llq9lyeBmV57pYIBqM4IsP49QnBjquLNvgUnlzrENsvOs/s1600/CONGRESO+MUNDIAL.JPG" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="237" nea="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiyXFw-okp8evCZZc1wwmGycALPLM2Lzp2Ku8Et81AI3ay5R4YAvxFwNDy8Nn8_8vJX4k68XYK6jGk6Ohl4bJxcMjuK5T8qwh_Llq9lyeBmV57pYIBqM4IsP49QnBjquLNvgUnlzrENsvOs/s320/CONGRESO+MUNDIAL.JPG" width="320" /></a></div>
jluchttp://www.blogger.com/profile/03816016928338726847noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-4953871304729531014.post-60299134944564560132012-10-03T11:41:00.001-07:002012-10-03T12:07:51.254-07:00Los lobistas y su seguridad jurídica- El Mostrador 26-09-2012<div style="text-align: justify;">
La ministra Benítez criticó rudamente a la Corte Suprema. Le molestó que este tribunal se pronuncie en temas “técnicos” que escapan, dice, de su competencia.</div>
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<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ella se ha defendido diciendo que tiene derecho a comentar un fallo judicial, como cualquier otra persona. El problema es que lo suyo no es un comentario, sino una presión en toda regla.</div>
<div style="text-align: justify;">
Nadie sensato duda que se puedan comentar los fallos. De hecho no hay norma legal que lo impida —otra cosa es revisar sus fundamentos— y es parte de la mejor concepción de una democracia en que todos nos escrutemos a todos. En este punto es mejor la máxima promiscuidad discursiva posible.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Pero nada de este caso parece ser así. No es una simple ciudadana opinando sobre materias que le interesan, ni tampoco parece una ministra preocupada desinteresadamente del devenir de la aplicación de las reglas medioambientales en Chile.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y es que se trata de una persona que antes de ejercer de ministra (y más que seguro después) se dedica a la asesoría de empresas que precisamente se verán afectadas por fallos como el de Castilla. De hecho, de las primeras reglas del manual del lobista está lo que Benítez ha hecho con falta total de pudor: hacer de todos los negocios de los clientes cuestiones puramente técnicas, de las que solo unos pocos (como ellas y sus colegas) pueden opinar y decidir.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
¿Cómo distinguir si la señora hablaba como ministra —genuinamente interesada en el bien ambiental del país— o como la asesora y lobbista que ha sido en su ejercicio profesional? Casi imposible. Y entonces, el problema de Benítez no es su derecho a hablar —que ya estará aprendiendo, a veces, es mejor ejercer el derecho opuesto—, sino la profusa red de intereses y conflictos de interés que plagan la nueva forma de gobernar.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
No está mal que hable, lo que está jodidamente mal es que no podamos saber con certeza a quién defiende. Y lo peor es que tampoco lo sabemos con prácticamente todas las autoridades de la nueva forma de gobernar: ni con el ministro de Minería —y su hermano empleado de Ponce Lerou—, ni con el subsecretario de Minería —ex empleado del mes de Banmédica—, ni con el Director de SII y una interminable lista de etcéteras.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Ahora, lo peor en todo caso viene de su Jefe. Piñera ha decidido hacer de lobista de unos pocos y escribir un capítulo más de uno de los clásicos de la derecha chilena: el cuento del lobo. Los inversionistas —asustadizos como son— tiemblan de miedo y están con las maletas a medio hacer, listos para buscar un país mas “seguro jurídicamente” y probablemente más tercermundista.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Es la seguridad jurídica en su cara más impresentable: a la medida del bolsillo.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
No es que se trate de una idea muy sofisticada ni compleja. Es más bien todo lo contrario: es tan simplona que asusta. El Estado de Derecho es seguro cuando protege los intereses económicos dominantes —la monserga de las “las reglas del juego”— y no lo es, cuando esos intereses perciben que hay otros intereses no dominantes que los pueden amagar. Y todo es especialmente inseguro cuando la propiedad y el lucro se ven amenazados por intereses ideológicamente periféricos: consideraciones ambientales, político-nacionales, étnicas, laborales, etc.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En la idea de seguridad jurídica de Piñera y sus lobistas, el derecho está de rodillas: lo único que importa es que garantice el lucro y la ganancia de los intereses dominantes. Todo, por supuesto, en base a reglas y procedimientos formales y solemnes que garantizan que, al final, casi siempre —por no decir siempre— prime el interés económico de los del club.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
¿Alguien en su sano juicio cree que la institucionalidad que Benítez y los otros lobistas dicen defender con tanta pasión y desinterés permite que las consideraciones ambientales y nacionales primen sobre el lucro y la propiedad?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Para los lobistas derechos ambientales, derechos laborales y otras rarezas —como el control nacional sobre los recursos naturales— no deben en los casos que importan de verdad, impedir que el derecho que importa —la propiedad y el lucro— muestren todo su poder.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
¿No estaba en riesgo la seguridad jurídica cuando una de las empresas en las que Piñera era socio no pagaba el salario mínimo y los trabajadores a viva voz le reclamaban las ilegalidades de que eran objeto? ¿No estaban en jaque las reglas del juego cuando las universidades lucraban, pese a estar expresamente prohibido por la ley? ¿No es poco seguro jurídicamente hablando que un recurso estratégico como el litio se asigne de espaladas a la ciudadanía y ocupando un artificio legal —los contratos de operación— que disfrazan una concesión pura y dura? De ningún modo. Esas reglas legales no importan.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Es que la seguridad jurídica de los lobistas es profundamente estrábica: las reglas del juego que de verdad valen son unas pocas. No es difícil adivinar cuáles.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
jluchttp://www.blogger.com/profile/03816016928338726847noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-4953871304729531014.post-65373581972142513382012-08-29T15:22:00.001-07:002012-08-29T15:22:09.669-07:00Starbucks cumple con condena por prácticas antisindicales: publica un aviso en La Cuarta <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiuCI9cTWAVBtBozsLmeLNF4H7vfyP_uq1L_GWOrVIO7BTSguPfEbOuDdCDKrvB3znZloRk4mDqPFY9OaStwXeuYPRz79qOIYzcXn0QXG2CK0AA4_q5hOESjUjYS9QSEbepyaU0oJqdwGa_/s1600/la+cuarte.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" fea="true" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiuCI9cTWAVBtBozsLmeLNF4H7vfyP_uq1L_GWOrVIO7BTSguPfEbOuDdCDKrvB3znZloRk4mDqPFY9OaStwXeuYPRz79qOIYzcXn0QXG2CK0AA4_q5hOESjUjYS9QSEbepyaU0oJqdwGa_/s320/la+cuarte.jpg" width="252" /></a></div>
jluchttp://www.blogger.com/profile/03816016928338726847noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4953871304729531014.post-66799163595141274542012-08-16T15:30:00.002-07:002012-08-16T15:30:56.684-07:00Clotario Blest por las calles de Santiago- 1950<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhkrZJrf-wgrNhVzKEQdNeje-uWpVNcEv5XQtUJlZVsAsjyjxTNkdR6A0W0MRLj0xle9DDqi1zlFgihczLGifEdPG2vktz6oXLKuU7kr5duesybN0IWPAfWzBWfznfUFJOLsujCgqaELwgG/s1600/blest+por+santiago+1950.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="206" mda="true" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhkrZJrf-wgrNhVzKEQdNeje-uWpVNcEv5XQtUJlZVsAsjyjxTNkdR6A0W0MRLj0xle9DDqi1zlFgihczLGifEdPG2vktz6oXLKuU7kr5duesybN0IWPAfWzBWfznfUFJOLsujCgqaELwgG/s320/blest+por+santiago+1950.jpg" width="320" /></a></div>
jluchttp://www.blogger.com/profile/03816016928338726847noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-4953871304729531014.post-50085895899735866632012-08-16T15:15:00.000-07:002012-08-16T15:15:53.091-07:00No: la dulce derrota de Pinochet- El Mostrador- 10-Agosto-2012<div style="text-align: justify;">
En otros tiempos la idea de “haber derrotado al dictador” con un lápiz despertaba satisfacción y complacencia. Un dictador sangriento y tosco –amigo de lo ajeno, además, según supimos después- se veía obligado a hacer las maletas del poder y se iba como un derrotado.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La gente bailaba en las calles y se abraza en una postal del nuevo Chile que se prometía “mas justo”, para que “ganara la gente” y otra serie de eslóganes que se le ocurría a los genios del marketing publicitario que poco a poco se tomaban la política chilena. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Hay que reconocer que ese modo de contar las cosas –el relato como gustan llamarlo- estaba bien construido y hasta emocionaba.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
¿Volverían hoy veinte años después de esa derrota del dictador a bailar en las calles con entusiasmo primaveral aquellos que pensaba que la “sociedad más justa” estaba a la vuelta de la esquina?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Más justa y solidaria para ser exactos, lo copio textual del primer programa de la Concertación.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Difícil parece. En la calle ya hay ánimo de baile, sino de protesta. La alegría ha duda lugar, pocas dudas caben, a la molestia y la indignación con un Chile que se parece bastante al que el dictador derrotado diseñó: desigual y excluyente.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Todos los eslóganes de los vencedores de la época hoy provocan más rubor que orgullo. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Y es que con el tiempo caímos en cuenta que el derrotado fue Pinochet -un dictador impresentable-, no la sociedad que imaginó. Nadie duda que la matriz de esa sociedad y el modelo para gobernarla es básicamente la misma que, en su momento, el anciano dictador construyó.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
¿Qué hizo que cuatros gobiernos después –y más allá de los esfuerzos de tanto concertacionista empeñado en salvar la honra- el ánimo social de exclusión e injusticia sea igual que hace 20 años atrás?</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
“No tuvimos cojones”, lo resumía Vidal en su estilo. No sólo la reforma tributaria -para que Chile dejara de ser uno de los países de desarrollo medio donde los más ricos pagan menos- quedó en el debe. También una nueva Constitución que dejara atrás la pluma de Jaime Guzmán –y no la reforma de maquillaje de Lagos el 2005- o la reforma laboral que derogara el hasta hoy vigente plan laboral de Pinochet. O reformas profundas al vergonzoso modelo de educación pública chileno. O al modelo de salud privado y excluyente de todos estos años, y en fin a una larguísima lista de etcéteras que no dan ni ganas de recordar.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
La explicación no es difícil de ensayar. En una transición a la democracia llena de temores y espejismos, los ministros de Hacienda de la Concertación y su cerrado credo –de esas verdades reveladas- terminaron convertidos en los guardianes de la estabilidad. Estabilidad eso sí –y ahí está el pequeño detallito- entendida como la mantención a pie juntillas del modelo económico de la dictadura.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Desde ese momento, la Concertación quedó inmovilizada y entregada cual dama virginal a sus padres celadores: los Velasco, los Eyzaguirres y otros tantos, se encargaron que la jovencita no tomara malos rumbos. No fuera ser que –movida por la pasión adolescente por la justicia o la igualdad- se le ocurriera reformar la negociación colectiva, las reglas tributarias o cualquier desvarío que deformara el modelo. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El crecimiento y la estabilidad termino siendo la única medida de la “justicia de lo posible” para el Chile democrático.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
El resultado es más que evidente: de la promesa de una sociedad más justa e igualitaria pasamos lenta e inexorablemente a la sociedad de los programas asistenciales y de los bonos de inverno, verano y primavera. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
En uno de los países más desiguales del mundo, gotas de rocío en pleno desierto. </div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
<div style="text-align: justify;">
Hoy lo sabemos. Fue la dulce derrota de Pinochet.</div>
<div style="text-align: justify;">
<br /></div>
jluchttp://www.blogger.com/profile/03816016928338726847noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4953871304729531014.post-53298558759842067262012-07-15T13:18:00.000-07:002012-07-15T13:18:07.808-07:00La CUT y sus días difíciles - El Mostrador 12.07.2012<div sizcache="26" sizset="49" style="text-align: justify;">
La Concertación tiene una enorme deuda. Con <a href="http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2012/07/09/guillermo-salinas-la-mano-derecha-de-arturo-martinez-que-divide-al-pc/">Arturo
Martínez</a> me refiero. Cuando se retire —alguna vez el sol tiene que suceder
al frío— ese conglomerado político debería hacerle un sentido homenaje, con
placa incluida.</div>
<div style="text-align: justify;">
<!-- @newsAside -->
<input id="acs_face" type="hidden" value="http://www.elmostrador.cl/opinion/2012/07/12/martinez-y-los-dias-dificiles-de-la-cut/" /></div>
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<div>
</div>
</div>
Y es que efectivamente Martínez —a veces sin siquiera tener conciencia de
ello— logró una cuestión básica para los gobiernos de la Concertación: someter a
los trabajadores a la resignación de que no existe otro mundo posible en las
relaciones laborales.</div>
</div>
</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
En efecto, la Concertación sin ganas ni acuerdo para cambiar el modelo
laboral de Pinochet —más bien con flamantes defensores como Foxley, Eyzaguirre y
Velasco entre otros— necesitaba una CUT con el mismo rol que la asignaban en su
escenografía a los trabajadores y sus demandas: la de actor de reparto.</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
Y Martínez se aplicó como ninguno a lograrlo. En veinte años, el mismo
movimiento sindical que de la mano de Seguel y Bustos había sido un actor
central en la lucha y derrota de la dictadura, se transformó en un apacible
recuerdo, sin capacidad alguna de cuestionar el modelo y con no más
trascendencia política que la miserable negociación del salario mínimo una vez
al año.</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
No es difícil percatarse del negocio redondo para todos los involucrados. La
Concertación logró mancillar cualquier movimiento social que desde el mundo de
los trabajadores cuestionara la ruta elegida de la “democracia de los
acuerdos” y Martínez —a través de un transversal apoyo en los partidos
políticos— mantuvo el poder sin mayores cuestionamientos —ni siquiera al opaco
sistema electoral que ha legitimado una y otra vez sus elecciones—.</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
Y el resultado fue que la otrora poderosa Central Unitaria de Trabajadores
devino en insignificante. Durante veinte años, dicha organización sindical no
logró ninguna modificación relevante a las reglas laborales dejadas por la
dictadura que, como ya se ha dicho hasta la saciedad, dejaron a Chile como un
país único en el mundo occidental por la falta total de poder de los
trabajadores —con un décimo del promedio de la cobertura de la negociación
colectiva de los países de la OCDE—.</div>
<br />
En resumen, y en pocas palabras: la irrelevancia más dramática.<br />
<br />
Y a nadie le importaba. Parecía escrito en piedra que el modelo chileno
suponía un tipo de desarrollo donde no había espacio ni para sindicatos, ni para
trabajadores con poder. La idea en esos años del milagro chileno, como lo
sugirió en algún momento un ex ministro de Hacienda era “cuidar la pega”.
Calladitos, le faltó agregar.<br />
<br />
<div style="text-align: justify;">
Todo perfecto para Martínez. Hasta que llegó la primavera social de estos
años. Con una ciudadanía infinitamente más consciente y movilizada para obtener
las modificaciones de los pilares centrales de ese modelo, su liderazgo sindical
se transformó de irrelevante en seriamente problemático.</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
¿Cómo explicar que frente a una ciudadanía movilizada por diversas demandas
pendientes de un modelo económico y social agotado y excluyente, los
trabajadores y su principal organización sindical no asumieran el rol
protagónico que les corresponde?</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
Simplemente inaudito.</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
Los hechos no pueden ser más reveladores: las acciones de protesta y
movilización de Martínez no convocan prácticamente a nadie —quizás su última
marcha sea la única en que Carabineros no tuvo que artificialmente rebajar la
cifra de asistentes— y su capacidad de influencia en la movilización de los
trabajadores es prácticamente nula.</div>
<br />
<div style="text-align: justify;">
Paradójicamente la únicas muestras de convocatoria de Martínez provienen del
mundo del gran empresariado —que representado en la CPC— ha visto en su
conducción la mejor garantía de un sindicalismo débil y pusilánime. La CPC ha
fomentado una y otra vez el liderazgo de Martínez para seguir vistiendo al rey
desnudo: en Chile no hay crisis, hay dialogo social, dicen. Como el del último
acuerdo CUT-CPC, agregan.</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
El resultado no puede ser más trágico para los trabajadores. Martínez tiene
prácticamente secuestrada la representación política de los trabajadores, y no
tiene ninguna capacidad efectiva de generar ni él y ni sus cercanos nada
parecido a un movimiento social desde el mundo del trabajo.</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
Y qué decir que todo tiene un gran sabor a hortelano: ni Martínez puede
construir ese movimiento sindical potente que los tiempos reclaman, pero —y aquí
lo peor— tampoco deja que otros lo hagan.</div>
<div style="text-align: justify;">
</div>
<div style="text-align: justify;">
Un callejón que no parece tener salida. Son los días difíciles de la CUT.</div>jluchttp://www.blogger.com/profile/03816016928338726847noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4953871304729531014.post-84588478401211928952012-05-21T22:31:00.001-07:002012-05-21T22:32:30.262-07:00Niebla- Valdivia- Jornadas Chilenas de Derecho del Trabajo- Mayo 2012<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhRXvFoHh1DQfJ_ndO6x6LXyETCoXYjOYhUiVKXOUIX79cFIamlFGiKYr51R8n_Sh-aSqC8RvW-I23jr4Q4ruk0qh0y-KhOJ8RKcQsnEGDH6PprcoloAMI-WpZzm2Hnu0nAEQEt8JacNQUb/s1600/ugarte+valdivia.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhRXvFoHh1DQfJ_ndO6x6LXyETCoXYjOYhUiVKXOUIX79cFIamlFGiKYr51R8n_Sh-aSqC8RvW-I23jr4Q4ruk0qh0y-KhOJ8RKcQsnEGDH6PprcoloAMI-WpZzm2Hnu0nAEQEt8JacNQUb/s320/ugarte+valdivia.jpg" width="320" /></a></div>jluchttp://www.blogger.com/profile/03816016928338726847noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4953871304729531014.post-71548909531583806302012-05-21T16:27:00.001-07:002012-05-21T16:30:29.137-07:00Detectives helados...Bolaño<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhW-2zv0mjnhceCvaeRYMA1xRMURSsFwAjlBW6zskGcsSv_nFM00K9W_OR4iqQoXU2AV0Alt-RVYYFqqkRJI45PPDHmNWmH6gF4yfYjMRiGiDWOF-1N4h09N1f7fz7LPFvzkqSZ-5lRtJav/s1600/bola%C3%B1o.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhW-2zv0mjnhceCvaeRYMA1xRMURSsFwAjlBW6zskGcsSv_nFM00K9W_OR4iqQoXU2AV0Alt-RVYYFqqkRJI45PPDHmNWmH6gF4yfYjMRiGiDWOF-1N4h09N1f7fz7LPFvzkqSZ-5lRtJav/s1600/bola%C3%B1o.jpg" /></a><br />
Soñé con detectives helados, detectives latinoamericanos<br />
que intentaban mantener los ojos abiertos<br />
en medio del sueño.<br />
Soñé con crímenes horribles<br />
Y con tipos cuidadosos<br />
que procuraban no pisar los charcos de sangre<br />
y al mismo tiempo abarcar con una sola mirada<br />
el escenario del crimen. <br />
Soñé con detectives perdidos<br />
en el espejo convexo de los Arnolfini:<br />
nuestra época, nuestras perspectivas,<br />
nuestros modelos del Espanto.jluchttp://www.blogger.com/profile/03816016928338726847noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4953871304729531014.post-36211427192129401432012-05-15T15:34:00.001-07:002012-05-15T15:37:21.101-07:00La Tijera de Cortazár- El Mostrador- 12.5.2012Hace un tiempo atrás Canal 13 denunciaba con tono de alarma social a un vendedor de paltas que lograba un milagro con su báscula: el kilo pesaba 700 gramos. Lo mismo hacía con una larga lista de personajes: bomberos que echaban menos bencina de la comprada, técnicos que mal arreglaban refrigeradores y muchos más. Siempre gracias a las cámaras escondidas.<br />
En esas ocasiones, ni Cortázar, ni Chadwick decían nada. Curioso por decir algo, ya que hoy de repente y sin aviso previo, se han erigido en los guardianes de la corrección televisiva.<br />
El primero ha decidido, como en los mejores tiempos de la dictadura, que hay cosas que mejor los ciudadanos no veamos: como la discriminación de que son objeto las nanas en colegios ―católicos la mayoría― y restoranes elegantes donde las nanas, al parecer, no son bienvenidas.<br />
El segundo, le ha puesto razones ―sin que nadie se las pidiera― a la censura de Cortázar: “Las cámaras secretas no son fair play” ha dicho con tono reflexivo.<br />
Y ante tamaña contradicción surge la pregunta obvia: ¿por qué el silencio y respeto a la libertad de expresión cuando se trataba del vendedor de paltas, y censura y preocupación por la honra cuando se trataba de colegios católicos y empresas importantes?<br />
No cabe duda que esta dupla de notables tendrá buenas razones.<br />
Lo del fair play, por supuesto. No es correcto hacer caer a personas o empresas en conductas reprochables, por medios escondidos y deliberadamente engañosos.<br />
Suena bonito, pero tan leve. Es sencillamente ridículo pretender que el discriminador ―en este caso colegios católicos y restoranes― den la cara con sus motivos reprochables.<br />
Precisamente, porque son reprochables y lo saben perfectamente es que actúan a escondidas, en el refugio de su propiedad, en la impunidad que da saber que dominan la situación y que su discriminación a una mujer de apariencia sencilla quedará silenciada entre cuatros paredes.<br />
Pensar que el discriminador le dirá a esa misma nana, cara a cara y frente a los reflectores de las cámaras, de que ese colegio no es para ella es sencillamente ridículo. De seguro que en esos casos harían todo lo contrario: recitarían de memoria los principios cristianos que los inspiran, la solidaridad y un largo bla blá, hasta, quizás, le ofrecerían una beca para nanas.<br />
De ahí el valor innegable para la verdad de la cámara secreta.<br />
También nos podrían decir que se trata de una actriz y no de una nana. Este argumento es peor que el anterior. La actriz no está jugando a un personaje de teleserie, sino que está representando un rol social que es, precisamente, el que provoca la discriminación.<br />
Y es que utilizar una actriz y no una nana real no marca ninguna diferencia relevante: ¿acaso es menos reprochable la conducta del colegio católico que discrimina a una actriz creyendo que es nana que a una nana real?<br />
Sencillamente ridículo.<br />
Ahora, estamos en Chile y todos sabemos ―olemos las verdaderas razones como los colegios católicos olían que la nana no era una de ellos― que la agilidad de esta dupla de notables para tijeretear y censurar un reportaje de investigación tiene una explicación obvia.<br />
Es que vamos a ser honestos. Los reportajes de denuncia nos gustan cuando los sujetos que vemos caer ante las cámaras son pobres, insignificantes y por supuesto, nada de influyentes.<br />
Con sujetos a los que El Mercurio no les publica cartas, que no son ex alumnos de colegios católicos ―no aptos para nanas―, la tijera se guarda en el último de los cajones. “Es que el vendedor de paltas no es mi amigo, pues hombre”, se justificarán en silencio los dueños de nuestra televisión.<br />
De hecho, nos dirían, es ahí cuando las cámaras secretas muestran toda su utilidad: es que cuando caen ante nuestros ojos seres anónimos, que no arrastran con ellos ni prosperidad, ni un buen nombre que cuidar, la privacidad y la honra nos importa un comino.<br />
Sin poder, ni capital social, a nadie le preocupa que los periodistas se comporten como aves sagaces sobre sus presas. Ahí el rating y el mercado lo justifican todo.<br />
Un poema al Chile de la desigualdad.<br />
En todo caso, corte lo que corte la tijera, la verdad seguirá ahí inconmovible como una catedral.<br />
En Chile, hay colegios católicos donde, de resucitar, Jesús no habría cruzado ni la puerta. Ni tampoco en restaurantes ni en muchos otros lugares que suelen ser visitados por nuestra elite mayoritariamente católica.<br />
Y de seguro, siempre existirá un Cortázar ―los ha habido tantos en la historia― para usar su tijera: como si la verdad se pudiera recortar al antojo del de turno.<br />jluchttp://www.blogger.com/profile/03816016928338726847noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-4953871304729531014.post-33091690489663431272012-04-29T16:52:00.000-07:002012-04-29T16:56:52.064-07:00Visita al Colegio de Abogados Lambayeque Perú. 28.04.2012<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEVl6j5K8kneO27Q4-YAzMKxlf7ybuqOsKshg6Uba2_sdcXrNh3iL4oG5lI7xBdWZF4VhZFIVNwt3bYWtGRJWYTq1bdbYduh8c8ZTKPNB7MeBjNIHKvgzUlVV_ViL2sHHgRBAprTj_shH2/s1600/jluc+lambeyeque.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiEVl6j5K8kneO27Q4-YAzMKxlf7ybuqOsKshg6Uba2_sdcXrNh3iL4oG5lI7xBdWZF4VhZFIVNwt3bYWtGRJWYTq1bdbYduh8c8ZTKPNB7MeBjNIHKvgzUlVV_ViL2sHHgRBAprTj_shH2/s320/jluc+lambeyeque.jpg" width="240" /></a></div>jluchttp://www.blogger.com/profile/03816016928338726847noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4953871304729531014.post-83722959396176599992012-03-27T20:12:00.002-07:002012-03-27T20:19:05.025-07:00Acuerdo CUT CPC: llueven migajas- El Mostrador 24.03.2012<div align="justify">No es difícil imaginar, por un solo momento, que si el movimiento estudiantil hubiere estado <a href="http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2011/06/15/el-cheque-de-la-cut-firmado-por-arturo-martinez-para-financiar-gastos-de-su-campana-a-diputado/" target="_blank">liderado por Martínez</a> y la CUT en vez de la CONFECH, se habría llegado rápidamente a un acuerdo con el Gobierno para perfeccionar el crédito con aval del Estado y de paso, habría dejado el lucro para otra ocasión. “Hay que ser realista” habría dicho, de seguro, con tono de político sobreviviente de mil batallas.<br /> Es que el realismo político —los sueños arrinconados por la medida de lo posible— de quienes dirigen esa organización parece no tener límites. La CUT acaba de llegar al acuerdo más paupérrimo del que se tenga memoria conel gran empresariado, representado en la CPC, todo bajo el caricaturesco nombre de diálogo social. </div><div align="justify">Lo acordado son cosas tan relevantes como: cursos de capacitación, campaña publicitaria sobre “seguridad en el trabajo”, minúsculos cambios al seguro de desempleo, subsidio al primer empleo, cambios formales a la negociación colectiva y un par de comisiones bipartitas para seguir<br />reflexionando.<br />Y la estrella de la noche: la tan cacareada reforma al multirut. Una reforma tan evidente —el abuso es tan grosero que hasta Matthei está de acuerdo— como menor, ya que los jueces del trabajo ya han comenzado a declarar la existencia de una sola empresa en estos casos. De hecho, basta leer el proyecto del Gobierno —que Martínez salió a defender apasionadamente— para darse cuenta que pone más trabas y requisitos para que los trabajadores logren su objetivo de<br />sindicalización. O sea un avance al revés.<br />¿Cambios a la estructura profunda de plan laboral de Pinochet en las materias que importan: negociación colectiva por sobre la empresa y reconocimiento efectivo del derecho de huelga, por ej. eliminación del remplazo de trabajadores en huelga?<br />Nada de nada.<br />Y la pregunta es evidente: ¿valía la pena llegar a una acuerdo de tan precarios e imperceptibles avances, excusado en el realismo político de la CUT, permitiendo de paso a este gobierno y al modelo económico al que sirve, vestirse de dialogante e inclusivo, escondiendo, una vez más, la basura bajo la alfombra?<br />En absoluto. En un país que, como lo ha certificado la propia OCDE, tiene niveles vergonzosos de sindicalización y de negociación colectiva —los más bajos de esa organización— y con trabajadores, como lo reconocen todos los actores, sin poder alguno en sus relaciones laborales, llegar a tan raquítico acuerdo daña profundamente la posibilidad de construir en el futuro un movimiento potente como, precisamente, el de los estudiantes.<br />Da entender que con estas reglas —las que creó el hermano de Piñera— se puede sostener el diálogo social. Y eso, como veremos, en Chile es un disparate.<br />Pero este grosero error –negociar migajas- no es nuevo. Corría el año 1989, la alegría ya había llegado y el Gobierno de la época anunciaba —con bombos y platillos— la política de los acuerdos entre el empresariado y la CUT.<br />La jugada de Cortázar, el ministro del Trabajo de la época, fue maestra. Los trabajadores rápidamente olvidaron su demanda central: la sustitución total del plan laboral de Pinochet y, además, dejaron de cuestionar el modelo económico neoliberal que hasta hoy padecemos. Los empresarios podrían dormir tranquilos.<br />¿Lograron algo los trabajadores del diálogo social de Cortázar?<br />El precio de tamaña claudicación fue modestísimo. Recibieron las que hoy, miradas hacia atrás, nadie dudaría en calificar como migajas. La más importante de todas —hoy da risa sólo pensarlo— fue una conquista de aquellas: se eliminó el libre despido y se sustituyó por la causal de necesidades de la empresa. O sea, lo mismo con otro nombre (Ley 19.010 de 1990).<br />Y los resultados de ese “diálogo social” fueron espectaculares: después de veinte años de democracia los trabajadores tiene hoy menos poder que cuando se fue Pinochet.<br />¿Se puede cometer el mismo error por varias veces, eso de tropezar con la misma piedra?<br />La CUT parece que cree que sí. El gran empresariado tiene en la CUT, hay que reconocerlo, a un socio ideal: débil y sin poder real de negociación, llegar a acuerdos de “migajas” es relativamente sencillo. A cambio se logra un hecho político fundamental: dar la apariencia de que con las reglas del juego vigenteses posible avanzar en eso que se llama diálogo social.<br />¿Existe posibilidad en Chile de un diálogo horizontal y de iguales entre los trabajadores y empresarios y sus respectivas organizaciones?<br />Ninguna. Salvo que se reformen radicalmente las reglas legales dejadas por Pinochet los trabajadores no tendrán poder real para negociar nada. Y ello, parece obvio, no se logrará con insignificantes acuerdo con la CPC, sino con presión sobre el sistema político, especialmente sobre aquellos sectores que suelen golpear la puerta de los trabajadores en vísperas electorales, para lograr una reforma integral al modelo de relaciones laborales.<br />Esa reforma que en su día —1989— la Concertación prometía en su primer programa de Gobierno a los trabajadores chilenos: “Proponemos introducir cambios profundos en la institucionalidad laboral, de modo que ésta cautele los derechos fundamentales de los trabajadores”.<br />Nada de eso ocurrió, y paradójicamente, en los años que siguieron esa caricatura del diálogo social fue especialmente alimentada por sectores políticos de la Concertación más preocupado de su particular visión de la estabilidad política —la pusilánime democracia de los acuerdos—, que en establecer nuevas y justas reglas para la relación entre trabajadores y empresarios.<br />La cruda realidad es otra: no ha habido experiencia de genuino diálogo social desde el retorno de la democracia. Y ello por una razón muy simple, los trabajadores no tienen en Chile ningún poder. Y sin poder, no hay equilibrio, y sin equilibrio, no existe negociación.<br />Son cosas tan simples de entender.<br />Nada nuevo bajo el sol, entonces. Nuevamente, como en los últimos veinte años, no llueve café nos diría Juan Luis Guerra.<br />Vuelven a llover migajas.</div>jluchttp://www.blogger.com/profile/03816016928338726847noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4953871304729531014.post-67592124977714893342012-03-17T19:21:00.002-07:002012-03-17T19:25:19.704-07:00Por la razón o la fuerza<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjR_xKYp6hBA_DlNZZ2Ica9z8dLQsD4uyn6X7xFmgQSAM7dsnBoCckwL6SVq6sXDXumQDbmwiFe7BLQo-NWm9oAt1CX63Et9jPx1Vow-EnZMWd9h74WncgaLASOXl9FOl-K2Y-yU95uGT5O/s1600/aysen.jpg"><img style="margin: 0px 10px 10px 0px; width: 320px; height: 233px; float: left; cursor: pointer;" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5721056898593035922" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjR_xKYp6hBA_DlNZZ2Ica9z8dLQsD4uyn6X7xFmgQSAM7dsnBoCckwL6SVq6sXDXumQDbmwiFe7BLQo-NWm9oAt1CX63Et9jPx1Vow-EnZMWd9h74WncgaLASOXl9FOl-K2Y-yU95uGT5O/s320/aysen.jpg" /></a><br /><div></div>jluchttp://www.blogger.com/profile/03816016928338726847noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-4953871304729531014.post-62178440789162733282012-03-17T10:41:00.004-07:002012-03-17T10:46:33.699-07:00Tarde o temprano: tutela antes del contrato de trabajoEstablece el derecho a tutela judicial de la persona afectada por actos de discriminación o vulneración de su intimidad o privacidad en un proceso previo a la contratación laboral:<br /><br />Ver Boletin: 8199-13jluchttp://www.blogger.com/profile/03816016928338726847noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4953871304729531014.post-65715316681958942262012-02-21T19:48:00.000-08:002012-02-21T20:05:33.366-08:00"Su Excelencia: el no empleador" El Mostrador 13.02.2012<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_P-4xRQhpk5_dz-4s8VO2JYk5sBlIzXQI8kd3EFr-BiW13VblVd2Obyu3zkimbM5uQCl2afzPF949e9Z1n6rfXz7HiVsvljxGVChyphenhyphenYiI9jIZ1wOWxp65x-9MfnxO3rIAd6tZzXi3ZWJkI/s1600/pi%25C3%25B1era.png"><img style="margin: 0px 10px 10px 0px; width: 79px; height: 79px; float: left; cursor: pointer;" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5711806025439897250" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg_P-4xRQhpk5_dz-4s8VO2JYk5sBlIzXQI8kd3EFr-BiW13VblVd2Obyu3zkimbM5uQCl2afzPF949e9Z1n6rfXz7HiVsvljxGVChyphenhyphenYiI9jIZ1wOWxp65x-9MfnxO3rIAd6tZzXi3ZWJkI/s320/pi%25C3%25B1era.png" /></a><p align="justify">Dicen que ni se arrugó. El ministro Chadwick aconsejó a los trabajadores de Bahía Coique hacer la denuncia a la Inspección del Trabajo, ante el hecho de que la empresa en que prestaban servicios no respetaba los más básicos de los derechos fijados en la legislación laboral, como por ejemplo no tener con contrato a sus trabajadores o pagarles menos del mínimo.<br />Y dio por cerrado el asunto —y sin<br />sonrojarse nuevamente—. El detallito es que uno de sus dueños es Piñera.<br />¿Es Piñera el responsable legal de que los trabajadores de Bahía Coique no se les respeten los derechos laborales mínimos establecidos por la ley?<br />En ningún caso. Su Excelencia no es legalmente hablando el empleador. Y entonces ¿cierra eso el problema —como se apuró en hacerlo Chadwick— en el que parecía ser un argumento legalmente<br />abrumador?<br />En absoluto. Y es que a nadie medianamente informado se le pasa por la cabeza que este sea un problema simplemente legal acerca de a quién debe multarse por parte de la Inspección del Trabajo.<br />En rigor, queda pendiente lo más importante: el problema político de que el Presidente de la Republica sea dueño en parte de una empresa que no respeta en los mínimos los derechos laborales de sus trabajadores; esto es, derechos de las más débiles de la sociedad -en este caso<br />mucamas y cocineros—.<br />Creo que se llama responsabilidad política en los países donde eso existe.<br />En efecto, la falta de respeto de los derechos más básicos de los trabajadores no es, cuando se trata del Presidente de la Republica, un problema puramente legal. Es esencialmente de ética<br />pública: el estándar de la autoridad política en esta materia debe acercase al ideal. No solo deben cumplir con las leyes —cosa que la empresa de Piñera no hacía—, sino que deben llevarse a efecto las mejores prácticas posibles.<br />¿O es que el sencillo hecho de que Piñera sea el dueño —y no el administrador— de sus empresas lo hace irresponsable de los actos ilegales que se comentan dentro de las mismas desde el punto de vista político? ¿Y si Piñera hubiera sido propietario de la Minera San José no podríamos haber dicho nada porque era dueño, pero no administrador?<br />Simplemente absurdo. Alguna vez F. J. Errázuriz arguyó algo parecido cuando se le hacía ver las prácticas laborales de sus empresas.<br />Lamentablemente, para Piñera ser Presidente supone deberes adicionales: él y quienes administran sus empresas debe generar las mejores prácticas en cualquier ámbito de la vida social, como en este caso, el manejo de las relaciones laborales de las empresas de que es dueño.<br />Ni hablar de la coherencia política mínima que exige tener el cargo de Presidente. Piñera, días antes de este escándalo, decía con ese entusiasmo de feria de emprendedores que lo caracteriza que “vamos a defender los legítimos derechos de nuestros consumidores y de nuestros trabajadores, con toda la fuerza del mundo”, y agregaba, con el tono de quien viene saliendo de una misa, que “la economía social de mercado que estamos construyendo sólo tiene sentido si junto a la iniciativa empresarial, el emprendimiento, la innovación, la inversión se respetan en forma sagrada los derechos de nuestros consumidores y nuestros trabajadores, porque para nosotros esos derechos son sagrados”.<br />Si le creemos a Piñera y estos derechos son en su idea del mundo sagrados ¿nos debería bastar la explicación de que es dueño, pero no administrador para eximir su responsabilidad política en el<br />caso?<br />De hecho, como podrá el Estado seguir exigiendo al resto de los empleadores la responsabilidad mínima en materia laboral —los derechos sagrados de Piñera— si las empresas en que participa el<br />Presidente no lo hacen.<br />En fin, como ya es marca registrada de este gobierno, contradicción, liviandad y palabras vacías.<br />En todo caso, este episodio deja una constatación algo triste: los derechos de los trabajadores en Chile son prácticamente irrelevantes, y su abierta infracción —como lo hacía la sociedad de Piñera en Coique— no genera responsabilidad política alguna para nadie.<br />En fin, visto lo visto, no escucharemos ni una disculpa ni un lamento sincero. Ni del Presidente —el dueño— ni del Ministro de turno, ni menos de la titular de Trabajo —¿alguien ha visto a Matthei?—.<br />Lo único que escucharemos serán excusas formales de abogado en apuros: Su Excelencia no es el empleador.<br /><br /></p>jluchttp://www.blogger.com/profile/03816016928338726847noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-4953871304729531014.post-26606098118309200212012-01-17T16:02:00.000-08:002012-01-17T16:09:41.661-08:00Puertas adentro- El Mostrador- 29.12.2011<div align="justify"><br />Un avance, no cabe duda. Que la respuesta a la desatinada medida de un club privado de exigir –sin ser siquiera su empleador- a las trabajadoras de casa particular de vestir “como tales”, esto es, como nanas, haya sido un enérgico rechazo social –incluyendo la tradicional indignación del Matthei-, es un paso adelante en la larga y tediosa tarea de terminar con la sociedad excluyente como la que, con perfección, hemos construido en tantos años.<br />Pero no nos engañemos. Y aunque alguna vez expresamos nuestra molestia por esto de los uniformes –“las nanas de Zapallar”- no es éste, ni con mucho, el principal problema de la discriminación de ese colectivo de trabajadoras.<br />En rigor, es el más vistoso pero no el más grosero.<br />Estas trabajadoras –un colectivo de débiles entre los débiles- plantean a la sociedad chilena un desafío de estimable intensidad.</div><br /><div align="justify">Un desafío de inclusión social brutal y que se puede plantear en términos de pregunta: ¿cómo puede una persona ser ciudadano en el sentido más pleno de la palabra –de un ser libre y autónomo-, si la necesidad le ha impuesto la dura carga de vivir prácticamente toda su vida para servir a otro?<br />Me refiero, obviamente, a las trabajadoras puertas adentro. De esas que viven donde trabajan. Trabajadoras que desprovistas de la posibilidad de hacer su propia vida, deben vivir en los pequeños espacios que deja la vida de otros – en la orilla de la vida de sus patrones-. En esa vida residual, sin privacidad y sin espacios de auténtica libertad para hacer las pequeñas cosas de la vida –cosas como celebrar en el momento que quieran, como tener sexo cuando lo estimen o simplemente protestar tocando las cacerolas-, deben intentar construir algo parecido a un proyecto que para el resto de nosotros es la base de nuestra dignidad.<br />No se puede prohibir por ley, por cierto. Pero una sociedad decente debería preguntarse cómo hacer para garantizar que ninguno de sus miembros deba renunciar a su propia vida para poder sobrevivir.<br />Algo que suena, a todo esto, como una dramática paradoja: mujeres que para vivir deben renunciar a tener una vida.<br />La respuesta no es muy difícil de concebir y ya la conocen otras sociedades más respetuosas de sus miembros como es garantizar un mínimo social de vida decente. Eso que se llama derechos sociales.<br />En efecto, no hay que ser adivino para saber que si Chile garantizara educación de calidad para todos, salud gratuita, y derechos laborales efectivos, el número de trabajadoras de casa particular que debería renunciar a vivir en condiciones de autonomía y plenitud, “aceptando” vivir “puertas adentro” se reduciría dramáticamente. Con algo de suerte, el trabajo puertas adentro por necesidad se extinguiría.<br />Y de paso, seriamos una sociedad mucho mejor y más decente.<br />Lo curioso –y dramático al mismo tiempo- es que el propio legislador se ha hecho eco de esta idea de trabajadores sin vida y en una legislación que parece sacada de la pluma de un gerente de las Brisas de Chicureo, declara que las trabajadoras “cuando vivan en la casa del empleador no estarán sujetos a horario” el que quedará determinado “por la naturaleza de su labor” y que, en un dejo de humanidad que hasta el explotador que redactó estas normas tuvo que reconocer, “normalmente” tendrán un descanso de 12 horas diarias.<br />Dicho en palabras sencillas: trabajadores que la ley permite trabajen como jornada normal 72 horas a la semana, cuando el límite para el resto es de 45. Un récord mundial, por fin, para Chile.<br />Ni hablar de los múltiples casos en que el empleador –comúnmente la mujer de la casa- considerará que se está ante un caso de “anormalidad”–cumpleaños de los niños, fiestas varias, compra de un chalet en las brisas, etc.- y que, por tanto, ni siquiera deberá respetarse ese descanso.<br />En fin, una joya de nuestra legislación laboral actual, que quizás en cien años más, se presente como hoy recordamos las leyes de la esclavitud.<br />Mientras tanto, miles de mujeres deben aprender a no tener vida para tener derecho a una.</div>jluchttp://www.blogger.com/profile/03816016928338726847noreply@blogger.com1tag:blogger.com,1999:blog-4953871304729531014.post-65390910122719726842011-12-25T08:43:00.000-08:002011-12-25T08:45:56.897-08:00No apto-The Clinic. 20-12-11<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiCvvCxvii99ySHt8_Higz_SsObTyAY1m2pd50lNeHESIZaw8xWTEk78YC5P5Av6H3Yqdtf1LN7o0DV40OsGxHshbBKwA3MvKydhluEX-QaXX2XrY4G-MFINXlXQJfTyn08hXsivCU5GrRZ/s1600/untitled.bmp"><img style="MARGIN: 0px 10px 10px 0px; WIDTH: 320px; FLOAT: left; HEIGHT: 216px; CURSOR: hand" id="BLOGGER_PHOTO_ID_5690107839653621314" border="0" alt="" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiCvvCxvii99ySHt8_Higz_SsObTyAY1m2pd50lNeHESIZaw8xWTEk78YC5P5Av6H3Yqdtf1LN7o0DV40OsGxHshbBKwA3MvKydhluEX-QaXX2XrY4G-MFINXlXQJfTyn08hXsivCU5GrRZ/s320/untitled.bmp" /></a><br /><br /><br /><div align="justify">¿Qué tiene que ver la situación afectiva –el hecho de tener pareja- para evaluar la capacidad de un postulante a un trabajo?<br />Nada, diríamos todos. ¿Y su situación financiera? ¿Y su condición religiosa?<br />Nada volveremos a repetir.<br />Pero si todo esto no tiene nada que ver, entonces, la cuestión es obvia: porque aceptamos con naturalidad que toda entrevista de trabajo en Chile pueda entrometerse en esos y muchos otros asuntos –la situación económica, la orientación sexual, el peso, la condición social, etc-.<br />Y ahí está lo interesante: hay prácticas que, de tanto verlas, nos parecen simplemente correctas. Como las preguntas voyeristas e invasivas de las entrevistas y de los test pre-ocupacionales.<br />Hay muchas cuestiones que objetar a estas entrevistas y exámenes, pero no nos detendremos en detalles. No hablaremos del ambiente comúnmente de secretismo en que suelen desarrollarse. Ni tampoco que el postulante nunca sabe qué “perfil sicológico” busca la empresa, ni menos bajo que criterios serán evaluados su supuesta capacidad para desarrollar un cargo y que todos los resultados son completamente ocultos para el examinado.<br />Eso es lo de menos por ahora. Más bien, nos referiremos a la descarada intromisión en la vida privada que dichos exámenes, test y entrevistas suelen suponer, con preguntas que, sin medias tintas, buscan indagar aspectos de la vida intima de las personas.<br />¿En qué se vincula técnicamente la aptitud laboral con que la candidata al puesto tenga o no pololo o este pensando en casarse? ¿O para qué sirve saber si el postulante vive en tal o cual comuna de la ciudad o si vive con sus padres?<br />La respuesta en todos estos casos es obvia: en nada. Ninguna de esas preguntas tiene conexión lógica, ni razonable con la idoneidad o capacidad laboral del postulante.<br />El problema es que esas impertinentes e invasivas preguntas que poblan estos exámenes y entrevistas tiene un alto costo para la sociedad en términos de respeto de los derechos de las personas, especialmente para la privacidad de los candidatos.<br />¿Por qué socialmente deberíamos seguir permitiendo que test y exámenes sicológicos con dudosa –por no decir nula- capacidad predictiva sigan practicándose con un alto costo en términos de respecto de la dignidad y privacidad de nuestros trabajadores?<br />La supuesta utilidad –hasta ahora nunca acreditada atendido el curioso secretismo en que se mueven las consultoras que los aplican- no compensa en absoluto la afectación obvia – y muy acreditada- de la esfera privada de quienes deben soportar estos exámenes y entrevistas.<br />Justificar la grosera vulneración de la privacidad de los trabajadores en un eventual detección de candidatos especialmente “disfuncionales”, es demasiado pobre y exiguo como compensación para que la sociedad acepte dichas practicas pre-ocupacionales.<br />En rigor, todo parece indicar que en buena parte de estos casos se trata de la búsqueda bastante burda de criterios de discriminación: las preguntas sobre la relaciones de pareja (discriminación por maternidad), las de la comuna donde se vive (discriminación por condición social), las sobre las creencias de fe (discriminación por religión) y así una larga lista de huellas para poder discriminar con exactitud.<br />¿Sería razonable establecer una protección legal a los postulantes, prohibiendo que los exámenes y test pre-ocupacionales contemplen preguntas referidas a cuestiones relacionadas con la privacidad de los candidatos?<br />Por supuesto. De hecho, esto lo han entendido bien en otras sociedad, más sensibles con los derechos fundamentales de sus trabajadores. En Canada, la ley prohíbe preguntas e indagaciones en formularios de empleo o en entrevistas en contextos de solicitud de trabajo, referidas a cualquier asunto vinculado al estado civil, la raza –lo que incluye el aspecto físico-, la orientación sexual, la obesidad, la religión, la condición social –lo que incluye el lugar donde se vive- y otras circunstancias análogas ( art. 18.1 de la Carta de Derechos y Libertades de la Personas, Quebec).<br />A su turno, la jurisprudencia norteamericana ha sostenida en reiteradas ocasiones que los test sicológicos son ilegales en aquella parte que invadan la privacidad de los trabajadores, salvo que el empresario acredite un interés apremiante (Soroka v. Dayton Hudson, Corte de Apelaciones de California, 1991). Como es obvio, no existe tal interés en cuestiones de la sexualidad, de creencias religiosas o de situación de estado civil. Especialmente ilegales son aquellas test que encubren una evaluación medica (Karraker vs. Rent-a-center, Corte de Apelaciones del Circuito Séptimo, 2005) con preguntas que tengan por objeto determinar discapacidades fisicas o mentales.<br />Hasta ahora, en todo caso, nadie en Chile ha prestado atención a este problema. Como si la normalidad –todos lo hacen- ha terminado siendo la medida de su justificación –debe ser correcto-.<br />Mientras tanto mucho talento se debe estar perdiendo en medio de tanta discriminación antes siquiera de llegar al puesto de trabajo. Sólo por un segundo, me imagino a Nicanor Parra respondiendo una de esas entrevistas.<br />De seguro el examen saldría “malo”. Por raro y disfuncional.<br />No sería apto.</div>jluchttp://www.blogger.com/profile/03816016928338726847noreply@blogger.com2tag:blogger.com,1999:blog-4953871304729531014.post-87552909730508801232011-12-25T08:39:00.000-08:002011-12-25T08:42:02.884-08:00La maldad que no queremos ver- El Mostrador 02.12.11<div align="justify">¿Qué lleva un grupo de personas –quizás buenos maridos y tierno padres- a considerar que torturar, vejar y hacer desaparecer a otros, no sólo no merece condena, sino que una celebración por ser actos de patriotismo?<br />Un consuelo evidente –ante tanto desprecio por la humanidad- es pensar que simplemente se trata de un grupo de fanáticos, de jubilados y pensionados de la fuerzas armadas que aprovecha su días de ocio final organizando rancios homenajes.<br />Malos y muy malos, pero inofensivos.<br />Febriles románticos de un tiempo en que su opinión algo importaba –como Márquez de la Plata- o simplemente perdedores políticos de una sociedad democrática que no tiene vuelta atrás.<br />La reconciliación y la construcción de una sociedad justa es una cuestión de convicción democrática. De esa que ha llevado a otros en otras sociedades, puestos en la misma posición que nuestro pinochetistas, sencillamente a pedir perdón.<br />Ojala las cosas fueran tan sencillas. No nos engañemos. Excluidos los malos y los jubilados que los idolatran, el gran problema drama de Chile son los herederos silenciosos del dictador. Pero no de Pinochet como figura histórica –una herencia que nadie en su sano juicio quiere cargar- sino las ideas que el dictador transitoriamente encarnó.<br />Esas ideas que nacieron en los mismos días que nacía nuestro país. Ideas de exclusión, intolerancia, defensa acérrima de los privilegios de clase de todo orden –tributarios, laborales, educacionales- de una minoría y un excesivo amor por el orden por sobre cualquier otra dimensión social.<br />Dosis de un pinochetismo silencioso que, paradójicamente, rehúye al dictador. Es el más peligroso de los pinochetismo: el que no necesita a Pinochet. Ni menos a esbirros menores como Krassnoff o el Mamo Contreras.<br />Y aunque nuestra pretensiosa y mediocre transición intentó esconderlos, bajo la pesada y bien intencionada excusa de la reconciliación, ahí están por todos lados: un poco de presión y aparecen como si nunca se hubieran ido.<br />A la más mínima alerta de peligro para el orden social que -con uñas y dientes- buscan defender aparecen con lo mejor que tienen –casi lo único-: la mano dura. Rápido exigen sanciones, aplicación de la Ley de Seguridad del Estado, incluso algunos hablan de sacar a los militares a la calle y otros se inventan delitos –como el de toma- que les permitan criminalizar cualquier disidencia y protesta social.<br />Están en todas partes. Algunos son alcaldes -de comunas tan importantes como Providencia-, dirigentes de partidos políticos – como el Presidente de RN -, o parlamentarios –como Moreira-.<br />Ahora, nada de esto es una novedad. No se trata que en razón de los febriles días de protesta que vivimos, recién caemos en cuenta de nuestro pinochetistas sin Pinochet.<br />En rigor, siempre lo supimos. Solamente decidimos hacernos por un tiempo corto –veinte años- los distraídos.<br />Era la maldad que no queríamos ver.<br />Ahora, caída la mascará de nuestro autoengaño la duda se torna en vital: como haremos para reconciliarnos de verdad –no para la foto como en los tiempos de la Concertación- con una parte relevante de los chilenos con poder pensando, en silencio la mayor parte de las veces, que las víctimas de Krassnoff “algo hicieron” –no repartían leche en palabras de Labbé-, para merecer caer en manos de asesinos y torturadores militares.<br />Y lo que es peor, como hará la democracia chilena para hacer cargo del corazón del problema de cómo construir una sociedad más justa, igualitaria y reconciliada con el pinochetismo “sin Pinochet” y sus ideas dando vueltas por prácticamente todas las instituciones relevantes del poder en Chile. Ni hablar de su pesada e incontrarrestable influencia en las Fuerzas Armadas y Carabineros.<br />Como creo que han demostrado estos febriles meses, la construcción de una sociedad justa y reconciliada es mucho más que abrazos y fotografías de decorado, como las que alimentaron la transición a la democracia chilena durante todos estos años.<br />La reconciliación y la construcción de una sociedad justa es una cuestión de convicción democrática. De esa que ha llevado a otros en otras sociedades, puestos en la misma posición que nuestro pinochetistas, sencillamente a pedir perdón.<br />Pero ahí está lo más difícil de todo: para la “maldad que no queremos ver” la democracia y la justicia no son cuestión de convicciones. Son simplemente cuestión de estrategia para sus ideas: la defensa cerrada de una sociedad desigual hasta el ideal.<br />En todo caso, dejar de pensar que el pinochetismo es una cuestión de unos pocos malos radicales, como Krassnoff, es un primer paso para salir del engaño y ver la maldad que durante tanto tiempo no quisimos ver.</div><br /><div align="justify"></div>jluchttp://www.blogger.com/profile/03816016928338726847noreply@blogger.com0