sábado, 25 de diciembre de 2010

Facho emergency- The Clinic- 23.12.10


La Directora de Sernatur debe hacer respingado la nariz cuando visito por primera vez esa repartición pública: tanto poca gente como uno debe haber pensado para sus adentros. Donde me vino a poner Sebastian.

Tanto morenito. Y tan mal vestidos. Con aros y piercing y el pelo largo. Eso esta bien para los hijos de mis amigas – las gallas del Colegio - que estudian arte conceptual –tan locos ellos-.

Pero, esta muy mal para funcionarios grado 15.

De seguro, debe haber recordado a su Tata cuando –en esos días en que las copas de más en el Club La Unión lo hacían hablar sin tapujos- trato a los nuevos militares alemanes –los de la democracia, no los de Tercer Reich- de homosexuales, marihuaneros y sindicalistas. Es que ya no usaban el pelo corto y el uniforme como los de antes, en los tiempos de Goebbles.

Es que existe una delgada pero profunda línea entre el fascismo estético de ayer y el de hoy: nada de rarezas que reflejen pluralismo y democracia, sólo un estándar –el de ellos por supuesto-. Que se refleje en la ropa el orden que tanto nos ha costado construir, el ideal portaliano que tanto gusta a nuestra elite conservadora: unos pocos –como ellos- mandan, el resto, sólo obedece. Calladitos y ordenados. Como en el Ejército. O como en el SERNATUR.

Es que nuestros homus de derecha es así: tuvo la desgracia de país lleno de mestizos, mal educados y hasta hace poco mal alimentados. La raza es la mala suelen decir, añorando otros tiempos, donde las cosas estaban en su lugar.

Pero ya que no tiene otro destino que vivir entre nosotros ha decidido que, al menos, nos vistamos como a ellos les gusta. Y el estilo es el militar: pelo corto, sin barba, sin estridencias. Y por nada del mundo rarezas tales como piercing y tatuajes.

Lo peor, en todo caso, es la justificación del facho emergency: es que el Sernatur atiende turistas y debemos dar nuestra mejor cara al mundo.

Pensándolo bien, quizás tienen razón. En una de esas -que horror - los extranjeros descubren que no somos europeos. Que nos llamamos González y Tapia, que no somos regios, y que además, de bajitos, nos ha dado ahora por usar el pelo largo, aros y otras inmoralidades del siglo XXI.

Todo una rotería.

2 comentarios:

  1. Una pregunta mal intencionada: al final se echa o no de menos a la concertación? porque la actual mezcla de estupidez y "aristocracia", cuyo climax fue la sra. Ossandón, hace pensar que uno realmente no ha hecho nada para merecer esto.
    Vaya a saber uno si una verdadera meritocracia reinante no fuera a ser de lo más despótica, nadie dice que los mejor dotados por algo nada más arbitrario que la naturaleza no fueran a ser los más tiranos.
    ¿El pluralismo incluye no sólo al moreno, o al mal vestido, sino también al menos listo, al más flojo? ese concepto pone en tensión tanto a los prejuicios fútiles de la derecha, qué tan inclusivo es? en el pluralismo todos juegan?
    Porque lo que nos enoja de la derecha a veces es tan burdo que lleva las discusiones a cuestiones bastante elementales. ¿El pluralismo es un valor de la izquierda?

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  2. A la concertación no se le extraña. Lo que ocurre es que la derecha es insoportable.
    Diramos con Borges que no nos une el amor, sino el espanto.

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