Será que está en inglés. Y ya se sabe que a buena parte de los chilenos eso del inglés no se nos da fácil. O quizás el amigo que me lo envió se equivocó de archivo y me adjuntó una versión falsa. O, peor aún, quizás lo que ocurre es que existen dos versiones del mismo informe: una versión de derecha, que recibió y leyó todo el mundo, y una de izquierda que, vaya uno a saber por qué extraño motivo, sólo me llegó a mí.
No tengo claro lo que pasó, pero me cuesta creer que yo haya leído lo mismo que el resto. Me refiero al ya famoso informe de la OCDE, aquel club de los países desarrollados al que Chile, sin serlo, quiere pertenecer.
Resulta que esta semana los editoriales de los diarios más grandes de este país y una corte de expertos y tecnócratas todos, hay que decirlo, de centros de estudios ligados al mundo empresarial se unieron en una sinfonía coral que tenía sólo un título: la OCDE recomienda a Chile la receta de la flexibilidad laboral. Música para sus oídos.
Ahora lo curioso es que, en rigor, el informe de la OCDE no habla de flexibilidad a secas, sino de flexiguridad. Y eso no es lo mismo.
Efectivamente habla de eliminar o reducir la indemnización por término de contrato de trabajo y se comprende la excitación empresarial pero con una compensación: aumentar significativamente el seguro de desempleo. El informe dice, textualmente, "más amplio y generoso".
La pregunta es obvia: ¿quién financiará esa mayor generosidad que propone la OCDE? La respuesta también es obvia: los empleadores con mayor aporte al seguro. En ese punto, de seguro, queda poca excitación.
Ahora, donde el descaro y la manipulación del informe bordea el ridículo es con la negociación colectiva. Eso es lo que se llama, en toda regla, "hacer la ley del hielo". El informe dice, respecto de lo que llama los "intentos" del Gobierno por fortalecer la negociación colectiva ¿sabrán los de la OCDE que el Gobierno ni siquiera lo intentó? , que "van en la dirección correcta de promover las negociaciones colectivas y crear un ambiente más limpio y menos confrontacional para el diálogo social". Es más, la OCDE insta a "extender" la negociación colectiva a las relaciones laborales de la subcontratación.
Sí, tal como lo leyó.
Ahora ninguno, pero absolutamente ninguno de nuestros expertos criollos hace alusión, en sus gozosas pontificaciones del informe de la OCDE, al fortalecimiento de negociación colectiva y del sindicato. O sea, las páginas 75 a la 79 del famoso informe no existen.
Existe, hay que reconocerlo, la remota posibilidad que no hayan recibido el informe completo. Que se haya perdido en el camino hacia la cota mil.
Pero quizás ocurrió también eso que se llama el olvido consciente. Ejercicio que a nuestra elite empresarial y política no le cuesta mucho. Para que hablar de negociación colectiva y fortalecimiento al sindicato, como lo recomienda la OCDE, si tenemos el poder de imponer el debate a nuestro antojo en el único tema que nos interesa: eliminar las indemnizaciones por años de servicio.
¿Sabrán los bienintencionados sujetos que elaboraron este informe no es difícil imaginárselos simpáticos, bonachones, en fin, europeos de buena cepa que sus recomendaciones iban a ser leídas interesada y sesgadamente por una elite económica y empresarial acostumbrada a diseñar las cosas a su antojo? ¿Sabrán que en Chile el discurso público está tan concentrado en unas pocas manos las mismas manos invisibles del mercado que de lo que dijeran sólo se iba a escuchar eso que a los "técnicos" y sus empleadores les interesaba? ¿Sabrán que en Chile, como diría el legendario Luca Prodan, con fina dosis de cinismo, es mejor no hablar de ciertas cosas?
No tengo claro lo que pasó, pero me cuesta creer que yo haya leído lo mismo que el resto. Me refiero al ya famoso informe de la OCDE, aquel club de los países desarrollados al que Chile, sin serlo, quiere pertenecer.
Resulta que esta semana los editoriales de los diarios más grandes de este país y una corte de expertos y tecnócratas todos, hay que decirlo, de centros de estudios ligados al mundo empresarial se unieron en una sinfonía coral que tenía sólo un título: la OCDE recomienda a Chile la receta de la flexibilidad laboral. Música para sus oídos.
Ahora lo curioso es que, en rigor, el informe de la OCDE no habla de flexibilidad a secas, sino de flexiguridad. Y eso no es lo mismo.
Efectivamente habla de eliminar o reducir la indemnización por término de contrato de trabajo y se comprende la excitación empresarial pero con una compensación: aumentar significativamente el seguro de desempleo. El informe dice, textualmente, "más amplio y generoso".
La pregunta es obvia: ¿quién financiará esa mayor generosidad que propone la OCDE? La respuesta también es obvia: los empleadores con mayor aporte al seguro. En ese punto, de seguro, queda poca excitación.
Ahora, donde el descaro y la manipulación del informe bordea el ridículo es con la negociación colectiva. Eso es lo que se llama, en toda regla, "hacer la ley del hielo". El informe dice, respecto de lo que llama los "intentos" del Gobierno por fortalecer la negociación colectiva ¿sabrán los de la OCDE que el Gobierno ni siquiera lo intentó? , que "van en la dirección correcta de promover las negociaciones colectivas y crear un ambiente más limpio y menos confrontacional para el diálogo social". Es más, la OCDE insta a "extender" la negociación colectiva a las relaciones laborales de la subcontratación.
Sí, tal como lo leyó.
Ahora ninguno, pero absolutamente ninguno de nuestros expertos criollos hace alusión, en sus gozosas pontificaciones del informe de la OCDE, al fortalecimiento de negociación colectiva y del sindicato. O sea, las páginas 75 a la 79 del famoso informe no existen.
Existe, hay que reconocerlo, la remota posibilidad que no hayan recibido el informe completo. Que se haya perdido en el camino hacia la cota mil.
Pero quizás ocurrió también eso que se llama el olvido consciente. Ejercicio que a nuestra elite empresarial y política no le cuesta mucho. Para que hablar de negociación colectiva y fortalecimiento al sindicato, como lo recomienda la OCDE, si tenemos el poder de imponer el debate a nuestro antojo en el único tema que nos interesa: eliminar las indemnizaciones por años de servicio.
¿Sabrán los bienintencionados sujetos que elaboraron este informe no es difícil imaginárselos simpáticos, bonachones, en fin, europeos de buena cepa que sus recomendaciones iban a ser leídas interesada y sesgadamente por una elite económica y empresarial acostumbrada a diseñar las cosas a su antojo? ¿Sabrán que en Chile el discurso público está tan concentrado en unas pocas manos las mismas manos invisibles del mercado que de lo que dijeran sólo se iba a escuchar eso que a los "técnicos" y sus empleadores les interesaba? ¿Sabrán que en Chile, como diría el legendario Luca Prodan, con fina dosis de cinismo, es mejor no hablar de ciertas cosas?