lunes, 12 de enero de 2009

BIENVENIDO MR. WAL MART- Villano invitado- La Nación Domingo 4 de Enero 2009

Villar del Río era, en la notable sátira fílmica de García Berlanga, un pequeño pueblo español que, en medio de la pobreza y el ahogo de la dictadura franquista a principios de los cincuenta, recibía una esperanzadora noticia: los americanos llegaban con dólares frescos a Europa, como parte del llamado Plan Marshall. De ahí el notable título de la película, "Bienvenido Mr. Marshall". Para agradar al forastero americano todo era lícito, incluido vestirse de andaluz y bailar tablao, pese a que el caserío estaba perdido en plena Castilla. El pueblo salía, en medio de la algarabía y sus disfraces de andaluces, a cantar "americanos con felicidad os recibimos".
Esa pieza imprescindible del cine español, de la que nunca se supo muy bien como superó la censura franquista, escondía una fina sátira: la universal y cándida esperanza del provinciano de conseguir una vida mejor de la mano del afuerino recién llegado.
En Chile, por ejemplo, hemos visto cómo nuestros entusiastas agentes del mercado, economistas del credo mayoritario y funcionarios de Hacienda ya se han vestido de andaluces y baten las castañuelas frente a la llegada de Wal-Mart.
Quizás tengan la misma ilusión que el alcalde y el cura de Villar del RÍo, pero, qué duda cabe, no la misma inocencia. Aquí unos datos interesantes:
- En 2006 el Gobierno noruego comunicó que vendería 337 millones de euros que el Fondo del Petróleo de ese país tenía invertidos en Wal-Mart. La razón, en palabras de la ministra de Finanzas, Kristin Halvorsen, no tienen desperdicio: Wal-Mart "viola en forma sistemática los derechos humanos y los derechos laborales de sus trabajadores". Se puede decir más alto, pero no más claro.
- Wal-Mart enfrenta desde 2007 la mayor demanda colectiva o de clase por discriminación laboral por razón de sexo en la historia de Estados Unidos.
- En septiembre de 2008, la Corte Suprema de México declaró ilegal el sistema de vales que Wal-Mart había implementado para pagar a sus trabajadores: vales de despensa que sólo se podían utilizar en las propias tiendas de la empresa. Lo llamativo es que la Corte se despachó la siguiente comparación: el sistema de vales de Wal-Mart "es similar a la práctica que se llevaba a cabo en las antiguas tiendas de raya de la dictadura de Porfirio Díaz a fines del siglo XIX". Tal como lo leyó. Envidia, de la sana, por tamaño coraje institucional.
- El año 2007 Human Rights Watch denunció en un informe que "los trabajadores de Wal-Mart no tienen virtualmente ninguna posibilidad de organizarse, ya que deben hacer frente a las injustas leyes laborales estadounidenses y a una compañía gigantesca que está dispuesta a hacer casi cualquier cosa para mantenerse libre de sindicatos". El informe tiene 210 páginas.
Quizás podríamos pensar que en Chile esos abusos no se repetirán, y que Human Rigths Watch puede estar tranquila. Después de todo acá somos un país serio "las instituciones funcionan", como ya sabemos que cuenta con inspecciones del trabajo y tribunales de justicia que estarán ágiles a evitarlos o reprimirlos.
Permítame guardar mis dudas al respecto, y más bien sostener todo lo contrario: uno de los atractivos para invertir en nuestro Villar del Río es que en Chile hasta los gobiernos progresistas se ponen, en caso de conflictos laborales, del lado americano. Así ocurrió, entre otros casos, con el actual Gobierno socialista en el caso Codelco, donde la principal empresa pública sostuvo, sin una pizca de vergüenza, que la Inspección del Trabajo era incompetente sí, leyó bien, incompetente para conocer de infracciones laborales por la famosa ley de subcontratación.
Y todo fue confirmado, con el entusiasmo de siempre, por la Corte Suprema. No estamos en México, claro está. Se imagina, señor lector, si eso lo sostiene el propio Gobierno, con que entusiasmo lo hará, llegado el momento, nuestro nuevo amigo americano visto lo visto.
En fin, ante tan crudo escenario no nos queda más que batir las palmas al ritmo de sevillanas y cantar bien alto: bienvenido Mr. Wal-Mart con felicidad os recibimos.

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