domingo, 29 de marzo de 2009

Columna Villano Invitado La Nación Domingo: "Atrevase Sr. Frei, desaloje el plan laboral" 29.03.2009


Se nos viene el año electoral. El único momento en que en nuestra democracia restringida importa algo lo que piensen los ciudadanos de a pie y, entre ellos, los trabajadores. Nada más ni nada menos que cinco millones de chilenos, que según las estadísticas tienen una renta promedio de 250 mil pesos, y cuyas opiniones no aparecen en ningún diario importante, no los entrevistan en los periódicos financieros, ni tienen tribuna ni puesto en la mesa de esos encuentros con siúticos nombres en latín del tipo "svrsvm corda".
Tampoco los recibe un día el ministro de Hacienda y al otro están subiendo con audacia ilimitada una montaña en Asia, o corriendo emocionantes riesgos, al sabor de un buen whisky, en la última regata en Chiloé. En fin, no están invitados a Tantauco para vivir una aventura ecológica en saco de dormir y, de paso, diseñar Chile a su antojo entre asado y asado.
¿Qué puede ofrecerle a estos millones de trabajadores anónimos el debate electoral de este año?
Difícil saberlo. Quizás nada o casi nada, como siempre. Desde el inicio de la democracia los programas de la Concertación prometieron modificar el modelo del Plan Laboral, ampliar la negociación colectiva, eliminar los reemplazos en huelga y terminar con los grupos negociadores, ese inteligente invento de la dictadura para que competir con los sindicatos. Pero, después de veinte años de democracia, la negociación colectiva está donde mismo la dejó Pinochet, sigue existiendo un amplio reemplazo en la huelga y los grupos negociadores gozan de excelente salud.
Notable récord el de la Concertación en materia laboral colectiva. Casi ciento por ciento de incumplimiento con el que se supone es su electorado más sensible: los trabajadores. Incluyendo el actual gobierno, que ya encontró la excusa perfecta esperar el subsidio al trabajo (sic) para que sus técnicos neoliberales impongan la agenda.
Pero también puede ocurrir que, quizás, el debate electoral deje mucho. Partamos dejando de lado a Piñera, a quien por razones obvias pedirle que cambie el modelo inventado por su hermano, junto con ser una afrenta familiar, obligaría a traicionar sus más íntimas convicciones. Quizás sea para él más fácil renunciar al lucro que reformar el Plan Laboral.
Entonces nos queda Frei. Y si nos creemos de verdad su explicitada voluntad de dotarse de una nueva estructura política que ayude a construir una sociedad distinta, entonces, tenemos alguna esperanza de que el candidato de la Concertación se haga cargo de la tarea pendiente.
No se trata, como de seguro lo presentará el empresariado y sus medios de prensa, de un artilugio electoral de última hora, sino de todo lo contrario: de un problema sobre las profundas convicciones democráticas acerca del país que queremos. Esas que hacen la diferencia entre un candidato de derecha y uno progresista de verdad.
Y si hacemos fe en su voluntad, como se ha dicho en todos los tonos, de trasladar el poder hacia los ciudadanos, construyendo una sociedad más democrática e igualitaria, entonces, me atrevo a darle un consejo: nada de esto se logrará si usted no reconstruye un modelo laboral más democrático e igualitario.
Aquí van algunos datos, señor Frei, de esos que nuestros liberales criollos suelen obviar: Suecia y Finlandia tienen una cobertura de la negociación colectiva de 92% y 90% de la fuerza de trabajo, respectivamente, y los principales acuerdos colectivos son aquellos por rama o industria. Si, leyó bien: negociación por ramo o industria, concepto prohibido hasta para nuestro progresismo criollo y por el cual me disculpo desde ya.
De seguro, dirá el vademécum neoliberal chileno, se trata de países ineficientes e inflexibles. Veamos: Suecia y Finlandia ocupan el cuarto y sexto lugar, respectivamente, en el Índice de Competitividad Mundial, donde nuestro país se ubica en el lugar 26. En ambos casos, la negociación colectiva ha servido para dar más flexibilidad a las normas en tiempos difíciles mediante el diálogo social derribando así la idea de negociación colectiva igual rigidez, mito fundacional de los neoliberales chilenos que el actual gobierno ha comprado sin descuento .
En los países de la OCDE, el nuevo tótem de los criollos, la tasa de negociación colectiva alcanza el 60% de los trabajadores. En nuestro país, en cambio, los datos del querido Plan Laboral son dramáticos: la afiliación sindical ronda el 11%, la cobertura de negociación colectiva el 6% y el derecho de huelga cubre efectivamente a menos del 2% de los trabajadores.
En este punto cabe preguntarse, ¿alguien puede creer que será posible construir una sociedad más democrática, justa e igualitaria si la inmensa mayoría de los chilenos anónimos viven en su trabajo un ambiente de desequilibro, precariedad y sin capacidad alguna de negociación? ¿Por qué los trabajadores chilenos no deberían aspirar a ser tratados como lo hacen las mejores democracias del mundo, como Suecia, Holanda o Dinamarca?
Por ello, señor Frei, el camino hacia la sociedad democrática e igualitaria que alguna vez animó a la Concertación ya ni me acuerdo cuándo , y que parece motivar ahora su candidatura, tiene un gran obstáculo: el Plan Laboral de la dictadura, plenamente vigente todavía en nuestra ley.
Quizás sea la hora de una propuesta audaz, de esas que tan bien le podría hacer a nuestro debate electoral. Quizás llegó la hora, señor Frei, de desalojar el Plan Laboral. //LND

5 comentarios:

  1. Cuando existan verdaderos canales de participación para poder incidir en nuestra realidad, recién ahí podremos hablar de democracia con todas sus letras.
    Sin duda, que el Plan Laboral fue y sigue siendo una excelente herramienta para desarticular el movimiento sindical. Lo peor, es que los gobiernos de la Concertación no han sido capacer de modificar tal estado de cosas.
    Aunque cada 4 años nos llamen a votar, ello no significa que a la clase política le importe el tipo de sociedad que anhelamos construir, pero como debemos mantener la esperanza intacta apoyo el deseo por derribar el plan laboral heredado de la dictadura.

    Saludos desde concepción
    Karla

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  2. Karla:

    Es obvio que tenemos más coincidencias que diferencias, y uno de nuestros problemas es que hemos entendido que democracia consiste en "contar cabezas" y nada más.

    Precisamente porque la democracia es algo más que eso, es que la derogación del plan laboral no solo es un problema sindical sino político: no habrá democracia posible con sindicatos y trabajadores débiles.

    JLUC

    A propósito mucha suerte en tu aventura al sur del país.

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  3. Concuerdo plenamente, uno de los ejes fundamentales de la democracia es contar con actores sociales fuertes, dentro de los cuales están precisamente los trabajadores y sindicatos...

    Debo cobrarte la palabra, ya que me di cuenta que escribí el primer comentario del Blog...

    Saludos desde el Sur...

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  4. Tecnicamente no es el primero, pero de igual modo corresponde por tu aporte el premio señalado.
    Que te parece el nuevo libro con Caamaño de regalo?.
    Cuidado con la lluvia.Saludos
    JLUC

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  5. Muy bueno el contenido.Ojala puedan dejar atras los acuerdos de la dictadura. En Argentina ,más alla de algunas cosas que por lo que no estamos de acuerdo con los K,se avanzo bastante con el tema de los empleados y acuerdos laborales.

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