El escenario final será una cruel paradoja: los acreedores más fuertes –bancos, casas comerciales, etc.- recibirán sus pagos como corresponde, el Estado cobrará religiosamente sus impuestos y el pobre diablo de siempre –el trabajador- será el más solidario de todos: su indemnización quedará bajo la tierra de los escombros.
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por como esta escrita parece una profecía, lamentablemente no alejada de lo que acontece
ResponderEliminarSaludos Profesor
Andrés
Estimado Profesor:
ResponderEliminarhttp://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2010/05/18/en-cana-por-un-lapiz/
ADG